El Dominó: Entretenimiento universal

¡Paso y gano!

¡Trancao!

Frases muy semejantes a estas pueden escucharse en cualquier lugar donde se juegue dominó, pues es propio de este entretenimiento, el cual es movido y apasionante.


El dominó es un juego introducido en América por los conquistadores españoles en su forma original, con fichas del blanco al doble seis, la más difundida en el mundo.  Su historia se pierde en el tiempo y no se ha podido señalar con exactitud a que país debe su origen. Antiguas civilizaciones de China, Arabia y Egipto ya conocían este pasatiempo y se considera que fueron los árabes quienes lo llevaron a España en el siglo VIII. No se conoce de donde surgió la variante que incluye hasta el doble nueve.

En cuanto a la etimología de la palabra dominó, tampoco existen datos concretos. Tal vez una paciente búsqueda por parte de los filósofos brinde alguna respuesta en el futuro.

El dominó no requiere condiciones especiales. Basta una mesa y cuatro sillas para los correspondiente jugadores. Y por supuesto las fichas llamadas “piedras”, lápiz y papel para anotar los tantos.

Entre tragos y bocanadas de humo transcurre el encuentro. Los jugadores colocan sus fichas y sonríen o discuten según la partida les sea favorable o no. Generalmente el cuarteto se ve acompañado por cierto número de curiosos, espectadores habituales de este o aquel grupo de jugadores, árbitros espontáneos que comentan, aconsejan o critica la táctica del partido. Otros aguardan impacientes para suplantar a la pareja derrotada. 

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