A dónde viajar según tu color favorito

El naranja azafrán de las túnicas de los monjes budistas, tantos azules en esa playa de las Bahamas, el rojo de los campos de chiles en algún lugar de la India o el verde bambú del bosque de Arashiyama, en Japón. ¿Y qué nos dices del púrpura de los campos de lavanda del sur de Francia? El blanco cal, en Creta o en La Mancha, el rosa Barragán en México o el amarillo de las fachadas coloniales de Cartagena de Indias.


Seguro que en algún momento de tu infancia te sentaste frente a un globo terráqueo y le diste vueltas y vueltas hasta posar el dedo índice en un lugar al azar. Ya en la vida adulta, nos basamos en contenidos, recomendaciones o el propio instinto a la hora de visitar un destino concreto. Sin embargo, en un momento en que abandonamos un mundo algo más gris, incluso en blanco y negro, todos los colores del mundo confabulan para ayudarte a través de una acuarela llena de posibilidades. Dinos tu color favorito y te contamos a dónde viajar.

Azul, Capillas de mármól, Chile

El azul es un color que transmite confianza y serenidad, un buen indicativo a la hora de elegir un destino en función de nuestro estado emocional. La misma sensación que invade a todo aquel que se adentra con un bote en las “Capillas de Mármol” que emergen del Lago General Carrera, una parada obligada durante un viaje por la Carretera Austral que surca la región de Aysén, en la Patagonia chilena. Un hechizo de azules nacido de la erosión del agua en las propias formaciones kársticas ideal de visitar durante el otoño y primavera en el hemisferio sur, momento en el que el nivel del agua del lago facilita la inmersión.

Verde: Selva Hoh, Washington, EEUU

El verde debería ser un color eterno, como la naturaleza, lo sostenible, la esperanza. Podríamos nombrar una largalista de escenarios alrededor del mundo, pero nuestro favorito para la ocasión es la Selva Hoh, en la península Olímpica del estado de Washington. Considerado como el único bosque húmedo de Estados Unidos, esta selva de 39 km cuadrados florece al paso del río Hoh en forma de pinos, abetos, cedros y arces que evocan un paraíso fragante digno de película de Tim Burton.

Rojo: Lago Natron, Tanzania

Desde una estación espacial podría parecer que supura una herida en la corteza de la Tierra pero, realmente, esa mancha roja pertenece a las algas que invaden el lago Natron. Este icono del Gran Valle del Rift, en la frontera entre Tanzania y Kenia es solo para atrevidos –se despliega junto al estratovolcán Ol Doinyo Lengay– y en sus aguas solo sobreviven los llamados peces Alcolapia, capaces de adaptarse a las profundidades alcalinas, y los flamencos que se alimentan de sus algas como mejor pigmento natural.

Amarillo: Luoping, China

Si le preguntas a cualquier persona, te dirá que no existe un océano amarillo en el mundo. Hasta que visitas el condado chino de Luoping en primavera. Especialmente entre los meses de marzo y junio eclosionan miles de flores de colza (o canolas) entre las que conviven viajeros, locales que recolectan la flor para elaborar el aceite, o los apicultores que acampan en mitad de este tapiz natural con sus tiendas a esperar la llegada de las abejas.

Blanco: Amorgos, Grecia

El rosa de la buganvilla y el azul de sus puertas te confirman que esto no es un espejismo, solo estás en Amorgos, la mejor alternativa a tótems turísticos de las islas griegas como Mykonos, Santorini o Paros. Un oasis que se nutre del encanto de pueblecitos como Katapola y su pintoresco puerto, o especialmente, el encanto del monasterio de Panagia Hozoviotissa, construido a 300 metros sobre el nivel del mar en un épico acantilado que permite apreciar mejor los contrastes cromáticos.

Naranja: Festival Yi Peng, Tailandia

Existen muchas formas de abandonar la oscuridad y, en Tailandia, les gusta hacerlo con miles de farolillos voladores durante el conocido Festival Yi Peng, o Festival de las Linternas. Esta celebración tiene lugar cada año durante la luna llena del segundo mes del calendario Lanna – generalmente, a mediados de noviembre– y se realiza en el norte del país, especialmente en ciudades como Chiang Mai.Un canto a la fortuna y la buena suerte que, por unas horas, compite con las propias estrellas.

Rosa: Toulouse, Francia

Un grupo de abuelitos juega a la petanca, dos enamorados se besan junto al río Garona y el Pont Neuf promete llevarte al costumbrista barrio de Cours Dillon. Como telón de fondo, ese color que aquí todo lo inunda. Conocida como “la Ciudad Rosa de Francia” debido al color de los ladrillos empleados en sus edificios más antiguos, Toulouse supone una de las mejores escapadas para reconciliarse con la joie de vivre, la historia de sus conventos o sí, una flor de violeta que se apodera de sus principales tiendas de artesanía. Toulouse es rosa, pero no se conforma con ser ciudad de un solo color.

Púrpura: Supertree Grove, Singapur

La ciudad asiática engloba un conjunto de experiencias que nunca deja indiferente: contemplar el skyline desde una infinity pool en Marina Bay Sands, perderse por el barrio hindú o refugiarse en el vergel futurista de los Jardines de la Bahía donde destacan atracciones como su Supertree Grove. Un conjunto de hasta veinte árboles artificiales de entre 25 y 50 metros de altura cuyo espectáculo de luces púrpura evoca la fantasía vanguardista que vinimos a buscar (o el mejor atajo hasta el satélite Pandora de la película Avatar).

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