Cómo ha evolucionado el café, una de las bebidas más famosas del mundo

El café es la segunda bebida más consumida después del agua. Cada día se toman aproximadamente 3 mil millones de tazas de café en todo el mundo, ya sea por la mañana para despertarnos, en el trabajo para mantenernos concentrados, o cuando hace frío y queremos algo caliente.


Es muy difícil resistirse al sabor de los granos tostados o a los beneficios saludables que aportan al organismo.

Nuestra cultura cafetera ha evolucionado tanto que tenemos hasta un Día Internacional del Café, hoy 1 de octubre. Pero alguna vez nos hemos preguntado ¿dónde empezó todo?

La historia del café y de cómo se extendió por todo el mundo es una de las más curiosas que puede haber, pues la mayoría piensa erróneamente que América fue la cuna de esta bebida. Principalmente porque Estados Unidos es el país en el que más se consume café, y Brasil y Colombia son los principales productores actualmente.

Pero realmente el café es un producto africano, cuyo nombre proviene de la palabra árabe “Qahhwat Al-bun” que significa “vino del grano”.

La historia del café inició en Etiopía

El café tuvo un origen muy humilde, pues se cree que el primer cafeto que existió pertenecía a la provincia de Kaffa en Etiopía.

Algunos relatos cuentan que un pastor le dio a sus cabras cerezas de café, y al ver la reacción animada de los animales este descubrió los atributos de los granos de café. Otras historias del café sugieren que los esclavos etíopes ya consumían estas cerezas, por lo que terminaron llevando su tradición a Yemen.

Lo que es un hecho es que el café nació en África y llegó primero a Arabia en el siglo XV, en donde se volvió la bebida más popular de los “kaveh kanes” (las primeras cafeterías).

Muchos extranjeros fascinados por el sabor del café tostado, principalmente holandeses, intentaron llevarse algunos cafetos y granos fértiles para plantarlos en sus invernaderos. Así fue como el café llegó a Europa en 1616.

Los holandeses cultivaron en sus colonias café

Primero en Malabar en la India, y luego en lo que es ahora Indonesia, el cuarto exportador de café del mundo. Unos cuantos años después, las colonias holandesas se habían convertido en las principales productoras de café.

Por esa época aparecieron también otras dos bebidas que marcaron nuestra historia, el chocolate y el té, pero ninguna pudo competir con la cultura del café que se estaba formando en Europa.

La primera cafetería de Europa se abrió en Venecia en 1683, y a esa le siguieron muchas otras como el famosísimo Caffè Florian que sigue abierto al público en Italia, o el Lloyd’s de Londres en 1688.

La historia del café en América inició en 1668, cuando empezaron a abrirse cafeterías de origen europeo en Nueva York y Boston. Aunque su mayor apogeo tuvo lugar en 1720, cuando el café se empezó a cultivar por primera vez en el continente.

Algo que no habría sido posible sin la ayuda de Gabriel Mathieu de Clieu, un oficial de la Marina francesa que se enfrentó a piratas y tormentas para plantar el primer cafeto en Martinica. O sin la ambición de los holandeses por hacer del Nuevo Mundo, concretamente de la Guayana francesa, un terreno de cultivo comercial.

Entonces, ¿por qué siempre hemos creído que todo empezó en América? Pues simplemente porque es el lugar en donde más evolucionó el café.

Las tres olas del café: de una semilla a un producto exquisito

Aunque el café ya era muy popular en el siglo XVIII, aún seguía siendo un producto natural con propiedades medicinales. Muchos lo consideraban un simple estimulante para activar el cerebro, por lo que tostaban los granos al momento y servían el café lo más negro posible.

Fue en torno al año 1800 que la historia del café dio un nuevo giro, en lo que se conoce como las “olas del café”.  Este término, acuñado por Trish Rothberg en 2022, hace alusión a los cambios más importantes que marcaron nuestra cultura y amor por el café, y son tres.

La historia del café instantáneo

Marcas como Nescafé son hoy en día muy conocidas por producir café soluble a partir de una infusión a la que se le retira el agua completamente. Pero esta idea de crear polvo de café no fue suya.

En el siglo XIX el aumento de la demanda de café hizo que muchos cafeteros pensaran en una forma más fácil de llevar esta bebida a los hogares. El primer polvo de café exitoso fue inventado por el químico japonés-americano Satori Kato de Chicago en 1901, y fue patentado como una marca comercial en 1910.

La posibilidad de poder tomar una buena taza de café en cualquier parte del mundo hizo que esta bebida se volviera accesible. Los soldados estadounidenses que pelearon en la Primera Guerra Mundial ahora podían tomar el mismo café instantáneo que sus familias tenían en casa, por ejemplo. Lo que a la larga popularizó el café aún más.

Starbucks y las cafeterías

La segunda ola en la historia del café llegó con la aparición de Starbucks. Esta cadena internacional de cafeterías fue fundada en 1971 y revolucionó por completo la forma de tomar un café.

En lugar de vender solo una bebida instantánea que la persona pudiera llevarse a casa o al trabajo, Starbucks apostó por crear espacios para saborear ese café dentro de sus locales. Y siendo honestos, la idea gustó bastante.

Las personas comenzaron a considerar que la hora de tomar café era sagrada, y como tal, empezaron a ver a esta bebida como un producto de calidad.

De hecho, fue Starbucks quien también popularizó muchas de las variedades de café que hoy conocemos: Espresso, Latte, Cappuccino, etc.

El café de calidad 

La tercera y última ola, en la que nos encontramos, ha marcado la historia del café como un producto exclusivo.

Si bien hay muchas marcas de café con diferentes precios en el mercado, todas apuntan hacia un mismo objetivo: vender el mejor café posible.

¿Por qué? Pues porque los amantes del café ahora son exigentes con lo que toman. Ya no piensan solo en sabor, consideran también aspectos como el cultivo del cafeto, la trazabilidad, los métodos de producción y la implicación ecológica de la marca que están bebiendo.

El concepto de “café selecto” y la profesión de barista llevan muy poco tiempo entre nosotros. Es por eso que nuestra cultura cafetera es tan diversa, pues todavía está evolucionando mientras hablamos.

La historia del café hoy

No exageramos al decir que el café es vital para el ser humano. No solo porque ahora es posible encontrar buen café en cualquier ciudad importante, sino porque también brinda empleo a millones de personas en todo el mundo.

En países en desarrollo, como Brasil, Colombia, Honduras y buena parte de Latinoamérica, el café es un producto básico de exportación. Esto debido a que proporciona una buena fuente de divisas, es fácil de producir y casi todos lo consumen hoy en día. Ya sea por gustos personales, costumbres heredadas de la familia o por razones médicas.

Para muchos países, las exportaciones de café representan el 80% de sus ingresos. La antigua mentalidad de que el café es un simple estimulante para las personas mayores ya es historia, pues ahora hay cada vez más jóvenes amantes del café.

Durante la pandemia de Covid-19, las investigaciones indican que, después del combustible, lo que más se compró fue café y alimentos. Los consumidores ya no hacen fila ni esperan en las cafeterías, ahora personalizan en línea el café como lo desean, con endulzantes, edulcorantes y otros aditivos.

Quién sabe qué será de la cultura cafetera en un par de años cuando se consoliden las tiendas digitales, las cafeteras inteligentes y los nuevos hábitos de consumo.

La historia del café, como vemos, todavía tiene mucho que ofrecer. Pero mientras esperamos por esa nueva ola lo mejor es relajarnos, sentarnos a tomar una taza de café y celebrar otro día internacional en honor a esta bebida.

elmundoalinstante.com

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