El Día y la noche en una sola imagen

En 'Day to Night' captura el tiempo para poder vivir 24 horas con total intensidad en los lugares más emblemáticos del mundo.

José Alejandro Adamuz

Cuando Stephen Wilkes fotografió el Sacré Coeur siguió el mismo ritual de siempre. Escogió un punto fijo, se elevó en una pequeña grúa y se pasó más de quince horas fotografiando el mismo encuadre. En total, disparó más de 1.500 fotografías. En todo ese rato observando la misma escena, se dio cuenta de algo: ante él pasaron centenares de personas, se pararon, se hicieron un ‘selfie’ con la icónica iglesia de fondo y continuaron su ruta sin haber dedicado un momento a observar el lugar.

Esa fotografía forma parte de la serie ‘Day to Night’, en la que Stephen Wilkes captura en una sola imagen desde el amanecer hasta el crepúsculo de diferentes lugares del mundo. Aunque los logros estéticos, la poesía que transmite y todo lo que evocan sus panorámicas son evidentes, para Stephen Wilkes lo importante es que con ellas, abre una ventana en la que poder asomarnos para ser conscientes del paso del tiempo y de cómo afecta a los lugares, a los objetos, a las mismas personas que interactúan con el entorno.

FOTOGRAFÍAS COMO VENTANAS

Un día Stephen Wilkes se preguntó qué pasaría si una fotografía pudiera mostrar el tiempo de verdad y no sólo un instante. Desde entonces no dejó de perfeccionar una técnica que le permitiera reunir lo mejor del día y de la noche en una única imagen. Para hacerla, tal como explicó en una conferencia TED, “fotografío cualquier lugar unas 15 a 30 horas disparando más de 1500 imágenes desde un punto fijo, para luego elegir los mejores momentos del día y de la noche. Uso el tiempo como guía para mezclar a la perfección los mejores momentos en una sola fotografía”. El concepto tiene mucho que ver con la definición del tiempo de Einstein como una tela que se deforma al modo de una cama elástica. Stephen Wilkes ve una tela también, solo que la aplana y comprime en un solo plano. Una vez que finaliza en el campo de trabajo, comienza una maratoniana edición digital en la que marca un “vector de tiempo”, la línea donde comienza el día y termina la noche, a partir de la cual compone la imagen con los mejores momentos que fotografió.

STEPHEN WILKES: EN BUSCA DEL TIEMPO

Stephen Wilkes abrió su estudio en Nueva York en 1983 y desde entonces se ha convertido en uno de los fotógrafos estadounidenses contemporáneos más destacados y con más seguidores en Instagram. Su obra está expuesta en salas tan privilegiadas como el Museo de Bellas Artes de Houston, la colección Dow Jones, el Museo de Fotografía Griffin, el Museo Judío de Nueva York, el Museo de la Ciudad de Nueva York y el Museo del 11-S. Stephen Wilkes, que ha publicado en National Geographic además de otros medios internacionales, se define como un fotógrafo urbano suspendido a 15 metros de altura que casi nunca se mueve. Tal vez, una descripción muy modesta para alguien que en 2004 se llevó a casa el premio Lucie al mejor fotógrafo artístico.

EL LIBRO ‘DAY TO NIGHT’: NUEVE AÑOS DE FOTOGRAFIAR EL MUNDO 

Ahora la serie "Day to Night" ya está disponible en Taschen. El libro está compuesto por sesenta panorámicas creadas entre 2009 y 2018 y tomadas en diferentes lugares del mundo, lugares urbanos y tan representativos del turismo como los Campos Elíseos de París o los canales de Venecia hasta lugares naturales como el Serengueti. El gran formato del libro permite al lector ‘meterse’ en las diferentes historias que encierran cada una de las fotografías, como si fuera James Stewart en ‘La ventana indiscreta’: los novios que se fotografían delante de Notre Dame, el remero del Sena que madrugó, el extraño cartel en Río de Janeiro en el que se lee 'No más de dos preguntas por cliente', la joven que sonríe en el Gran canal de Venecia a la luz de la Luna —¿Por qué sonríe así?—, la pareja que saltó frente a las vistas del puente de Brooklyn, el niño del parque que parece escapar en bicicleta de sus padres…

Y TODO ESTO COMENZÓ CON ROMEO Y JULIETA

La inspiración para esta fabulosa serie se remonta a 1996, cuando la revista Life encargó a Stephen Wilkes que produjera una foto de tres páginas en el set donde Baz Luhrmann rodaba Romeo + Julieta, con Leonardo Di Caprio y Claire Danes. Cuando llegó al lugar se dio cuenta que el set era cuadrado, por lo que la única forma de convertir aquello al formato panorámico era montar a mano un collage con todas las fotografías que tomó. Sólo los más observadores descubrieron que Stephen Wilkes jugó con el tiempo: si en la parte central, los protagonistas de la película aparecían abrazados mirándose, en el reflejo del espejo que captaba la escena, aparecían besándose. Dos momentos en una sola imagen… Aquella idea de jugar con el tiempo le acompañó 13 años hasta que por fin la tecnología le permitió hacer lo mismo sin la complicación de lo analógico.

UNA SUMA DE INSTANTES DECISIVOS

El genial Henri Cartier-Bresson fue el creador del concepto fotográfico más exitoso del S. XX: el instante decisivo, un dogma fundamental que saca a la fotografía del estrecho horizonte de la pura documentación para llevarla a la calle, a capturar ‘al vuelo’ la vida. Ahí andaba el fotógrafo francés con su eterna Leica, suspendiendo el tiempo de forma indefinida en sus fotografías. Él mismo afirmó: 'De todos los medios de expresión, la fotografía es el único que fija el instante preciso. Jugamos con cosas que desaparecen y que, una vez desaparecidas, es imposible revivir'. Pues bien, si se mira con atención, las imágenes de Stephen Wilkes revelan una suma de instantes decisivos, como si se tratara de un omnipresente Cartier-Bresson capaz de manejar cien cámaras a la vez.

UNA FORMA DIFERENTE DE VER EL MUNDO

Cuando Stephen Wilkes dedica horas y horas a estudiar un mismo lugar, viendo cómo varía a lo largo del tiempo, cómo van sucediendo cosas en él, está defendiendo el acto de mirar que, como contó en su conferencia TED, está en peligro de extinción, porque hoy en día, 'el acto de compartir se ha vuelto de repente más importante que la experiencia misma'. El 'capitalismo de la vigilancia' que define la economista y filósofa Shoshana Zuboff compite por la atención de todos. Los dispositivos nos avisan de correos, notificaciones, las aplicaciones tientan a cada rato a cambio de nuestros datos… tal vez, detenerse y mirar sea una solución.

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