Descubre los cinco nuevos Pueblos Mágicos de Nayarit, México

El estado mexicano imperdible para este verano es Nayarit, pues 5 destinos dentro de su territorio han conseguido ya el nombre oficial de Pueblos Mágicos: el Puerto de San Blas y Puerto Balleto, Ahuacatlán, Amatlán de Cañas e Ixtlán del Río. Cada sitio conjuga los colores y los tonos de la naturaleza de esta región; los verdes del bosque tropical, la terracota de sus montañas y sus riscos, el azul despejado del cielo que es un reflejo del enorme Océano Pacífico.


Recientemente con más y mejores servicios, estos pueblos están ahora listos para fascinar al viajero con la deslumbrante combinación de playas vírgenes con imponentes montañas, islas llenas de aves migratorias y endémicas, manantiales de aguas cristalinas para bañarse en una tarde de paz, caminatas por su arquitectura novohispana para luego probar su gastronomía, única en el mundo.

A punto para el verano, estos nuevos Pueblos Mágicos –que se añaden a los ya existentes en el estado de Nayarit: Sayulita, Mexcaltitán, Jala y Compostela–  nos otorgan lo mejor de ambos mundos: la calma y la paz a la que estamos acostumbrados en un destino de sol y playa, y a unos cuantos kilómetros, cumbres y cañones escalonados por descubrir, bosques y manantiales, hermosos edificios virreinales y una gran historia culinaria.

Un buen lugar para empezar es la visita al pueblo de Amatlán de las Cañas, donde quedan restos geológicos del volcán del Ceboruco, con cuevas reminiscentes de su pasado minero en el pueblo aledaño de “El Pilón”. Hay que rentar unas bicicletas para merodear por sus cuidadas calles empedradas, parar en el Templo de Jesús Nazareno (construido de cantera en el año 1750)  y encontrar solaz en sus casitas de techos rojos, que nos hacen sentir como si diéramos un paseo por una acuarela costumbrista.

En el recorrido hay que hacer paradas para probar el licor de jamaica, probar la fresca producción de cacahuate, los guisados de pescado, marisco o lengua de res, y un poco más tarde ir a juguetear con las aguas del manantial en El Manto, donde se desvía un poco el río natural para hacer pozas junto a la vista del impresionante cañón.

A unos 50 kilómetros (1 hr. en auto) se encuentra Ixtlán del Río, un pueblo donde los amantes de la arqueología pueden admirar el sitio “Los Toriles” que contiene uno de los pocos templos circulares encontrados en Mesoamérica. Desde Ixtlán se pueden contratar tours en bote por ríos para avistar fauna endémica y después pernoctar en estancias y hoteles boutique en medio del bosque tropical.

Eso sí, por bellos que sean sus atractivos naturales, la fama de que tiene la gastronomía de la zona precede a todo: Ixtlán también es un viaje por sus sabores picantes como la birria de chivo (un caldo con carne), el pollo de la Picha (un pollo frito con verduras, de sabor único, ideado por una cocinera en los años 20 del siglo pasado), o sus fragantes postres: los dulces de leche, la nieve de garrafa de coco o fresa en la plaza principal del Centro  y el refrescante tejuino (una bebida fermentada de maíz).

No hay que andar mucho (unos 20 minutos por carretera) para encontrar otro Pueblo Mágico que también nos encantará por sus sabores: el pintoresco (y muy limpio) pueblo de Ahuacatlán. Lo primero es darse un banquete visual con su arbolado Centro Histórico dispuesto en interesante geometrías de color naranja, al pie del Templo de San Francisco de Asís, que data del siglo XVII.

Hay que darse un chapuzón en los balnearios de aguas de manantial como Las Tinajas o Acatique y al abrir hambre, lanzarse a cualquier restaurantito donde podremos probar el menudo (caldo picante con panza de vaca y verduras), las tostadas de pata, los tacos de tripa de cerdo o la torta de carne adobada. Un infaltable: la riquísima cajeta de mango que hacen en este lugar puede hacernos olvidar hasta el nombre de pila.

Cuando nuestros ánimos estén listos para más aventura, no resta más que dirigirse hacia el litoral del Pacífico, con cientos de kilómetros de playas vírgenes y sitios especializados en deportes extremos como el Puerto de San Blas, a hora y media por carretera desde Ahuacatlán. San Blas es famoso por conjugar selva tropical, mar y playa, así como manglares, esteros y altas montañas con bosques de pino desde las que se domina un paisaje que nos quitará el aliento. Para los visitantes interesados en la fauna este resulta un verdadero paraíso: hay que contratar un guía que nos lleve a “pajarear” y prepararse para dar un paseo que incluirá varios ecosistemas englobados en unos 50 kilómetros a la redonda de San Blas.

Los amantes del surf saben que estas playas tienen el récord de las olas más largas del mundo que, paradójicamente, suelen ser muy seguras para aquellos que apenas empiezan y quieren aprender este deporte. La fauna marina también es notable y hay varios tours para nadar junto a tiburones ballena, delfines y mantarrayas gigantes durante todo el año (solo en invierno pasan por aquí las hermosas ballenas jorobadas).

Por último tenemos Puerto Balleto, a donde se puede llegar en barco desde San Blas. Se trata del puerto ubicado en una de las llamadas Islas Marías (específicamente en la Isla de María Madre), donde se llega sólo con reserva previa y a la que no es posible ni siquiera llevar comida propia: el equilibrio natural podría ponerse en riesgo.

Esta isla fue una Colonia Penal Federal, es decir, una prisión acompañada del pueblo donde vivían los custodios y sus familias, así como todo aquellos a quienes se les permitía la entrada a la isla por motivos de investigación científica. Este año, Puerto Balleto ofrece a sus visitantes rutas de caminata y bicicleta, una estancia corta en un hostal con villas con terrazas, vistas al mar y buffet, todo con el mayor respeto a la flora y a la fauna local.

Una escapada a Nayarit, incluyendo a estos 5 nuevos Pueblos Mágicos, nos llenará la vista entre el verde de la selva, el blanco de la espuma marina, el azul del Pacífico y la  terracota de sus montañas y valles llenos de historia y experiencias nuevas en México. Vale la pena lanzarse a la aventura y olvidar, al menos por un tiempo, que alguna vez pisamos un suelo de concreto.

caribbeannewsdigital.com

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