¿Miedo a volar? Con estos trucos viajarás más tranquilo

Con unos sencillos trucos los nervios y el miedo a volar se diluyen y nos permiten tener un viaje en avión más relajado 

“A lo único que tenemos que tenerle miedo es al miedo” dijo el expresidente de EEUU Franklin Roosvelt. No hay que avergonzarse por sentir nervios o indicios de pánico cuando se viaja en avión, pero para evitar que sea una experiencia desagradable hay una serie de trucos que ayudan a tener un vuelo más placentero.

Es cierto que el miedo es irracional. Por más que sepan que el avión es el medio de transporte más seguro del mundo, hay muchos pasajeros que no pueden dejar de estar nerviosos al momento de despegar, durante el viaje o, con toda razón, cuando hay turbulencias. Pero también están los que tienen temor a que les sorprenda un ataque de pánico en pleno vuelo.

Pensar en positivo

En todo caso hay que tratar de convencer a la faceta irracional de nuestra mente de que no hay razón para el miedo. La doctora Margaret Wehrenberg, especialista en psicología clínica y autora de libros como El cerebro ansioso, sugiere que antes de subir al avión se realicen ejercicios enfocados en pensamientos positivos.

Estos pueden ser el placer de las vacaciones, los sabores que se van a probar, las experiencias que se van a descubrir con la pareja, los amigos o la familia en el destino, etcétera.

Estar siempre ocupado

Los miedos suelen llegar cuando no hay nada para hacer. Por ello un consejo es estar siempre ocupado. Si el vuelo dura tres horas, pues a llevar películas o series en el ordenador que permitan estar distraídos durante todo ese tiempo.

El programa de entretenimiento de a bordo también es una buena opción, aunque quizás no tenga las opciones de idioma y subtitulado que se busca.

Leer un libro ayuda mucho, sobre todo en los momentos en que la tripulación solicita desconectar los dispositivos electrónicos al despegue y antes del aterrizaje.

Cada tanto también se puede salir del asiento y dar una vuelta por la cabina, aprovechar para estirar las piernas, y en todo caso, cruzar algunas palabras con los tripulantes; que si no están muy ocupados, siempre están dispuestos a dar algún consejo para calmar la ansiedad. una buena distracción, pero que en lo posible no sean de temáticas agresivas o que impliquen destilar emociones fuertes.

Lecturas y películas de temas livianos

Muchos temores necesitan un pequeño disparador negativo para volver a la mente. Ver películas donde hay accidentes, leer sobre tragedias humanas y contenidos similares no ayudan a relajarse.

Lo mejor es tener lecturas livianas, como revistas de contenido general, o mirar películas de humor blanco, románticas o de aventuras que sirvan para distraernos. Aunque sean filmes demasiado comerciales o que nunca pagaríamos por verlos en el cine, pueden ser una buena válvula de escape.

Tomar mucha agua y nada de alcohol

Si se piensa que con un par de cervezas uno caerá dormido en el vuelo lo más probable es que suceda lo contrario. El alcohol es un estimulante del cerebro, y puede derivar en un impulsor de los miedos. Al final, se estará más nervioso y con el efecto de la bebida.

La deshidratación se puede potenciar por la fatiga y el estrés, sobre todo en ámbitos de baja presión como es la cabina de un avión. Por ello se sugiere beber mucha agua, y en todo caso, zumos de frutas.

Respirar

Más allá del chiste obvio de que todos necesitamos respirar, conviene recurrir al yoga y a otros métodos para buscar la relajación.

Se trata de realizar una respiración profunda y pausada, en tiempos regulares. Usar un antifaz sirve para aislar la vista y, con la ayuda de unos buenos auriculares, una música tranquila ayuda a lograr una sensación de bienestar. Hay muchas aplicaciones como The Breathing App que ayudan a cronometrar los períodos de inhalación y exhalación en el viaje.

Llevar un amuleto

Muchos pasajeros suelen solicitar viajar con su mascota para frenar el estrés, aunque los abusos en los pedidos –algunos solicitaban volar con serpientes o pavos- colmaron la paciencia de muchas aerolíneas.

Más que llevar al perro, se sugiere tener a mano algún objeto que relaje. En el caso de los niños puede ser su peluche o muñeco favorito, en los adultos quizás sea un amuleto, una fotografía, o para las personas más creyentes, una estampita, un rosario o algún símbolo religioso.

Dormir

Hay personas muy nerviosas que solicitan a su médico algún tranquilizante para el vuelo. Es una opción válida, pero es mejor no abusar de ellos. Y mucho menos mezclarlos con alcohol.

La llegada del sueño se puede ayudar con el uso del antifaz y música relajante, y en todo caso, ayudado con algún derivado de vegetales como la valeriana o un té de tila.

Para ayudar al cuerpo a dormir hay que evitar las comidas pesadas, abundantes en salsas y picantes.

Fuente: cerodosbe.com

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