Ir a Marte daría problemas gástricos

Un nuevo estudio sugiere que viajar por el espacio profundo puede dañar significativamente el tejido de los intestinos de los astronautas y causar tumores. 

La NASA pretende viajar a Marte a partir de 2030, un reto que puede ser el primero de futuros viajes tripulados al espacio profundo. Los valientes que se embarquen en una de estas aventuras tendrán que afrontar múltiples riesgos para su propia salud debido a las altísimas dosis de radiación cósmica a las que estarán sometidos. Un viaje de ida y vuelta al Planeta rojo equivale a hacerse 33.000 radiografías, según un estudio. Otro dice que probablemente los pasajeros sufrirán demencia crónica y un envejecimiento acelerado. Por si fuera poco, a la lista de males se une uno nuevo y alarmante. Simulaciones con ratones reflejan que la radiación podría dañar significativamente el tejido gastrointestinal de los astronautas y provocar alteraciones funcionales a largo plazo. Por si fuera poco, también hay un alto riesgo de desarrollo de tumores en el estómago y el colon.

El nuevo trabajo, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), sugiere que el efecto de los iones pesados y enérgicos (como el hierro y el silicio), que no nos afectan en la Tierra debido a la magnetosfera global protectora, podría ser demoledor en los viajes largos por el espacio.

«Con la tecnología de blindaje actual, es difícil proteger a los astronautas de los efectos adversos de la radiación de iones pesados. Aunque puede haber una forma de utilizar medicamentos para contrarrestar estos efectos, aún no se ha desarrollado ningún agente de ese tipo», señala Kamal Datta, profesor en el departamento de Bioquímica y líder de proyecto en el Centro de Investigación Especializado de la NASA (NSCOR) en el Centro Médico de la Universidad de Georgetown en Washington (EE.UU.).

«Si bien los viajes cortos, como las veces que los astronautas viajaron a la Luna, pueden no exponerlos a este nivel de daño, la verdadera preocupación es la lesión duradera de un viaje largo como Marte u otras misiones espaciales que serían mucho más largas», expone.

El tracto gastrointestinal es un tejido autorenovable con división y proliferación celular continua. La capa mucosa (superior) de células se reemplaza cada tres o cinco días mediante la migración coordinada de nuevas células desde el fondo de una estructura en forma de matraz llamada cripta hacia la luz del intestino. «Cualquier alteración de este mecanismo de reemplazo conduce a un mal funcionamiento de procesos fisiológicos como la absorción de nutrientes y da paso a procesos patológicos como el cáncer», dice el coautor Albert Fornace, director del NSCOR.

Pólipos cancerosos

Para investigar el efecto de los iones pesados en el tracto gastrointestinal, los científicos utilizaron el intestino delgado de un grupo de ratones como un sistema modelo. Los ratones fueron expuestos a una baja dosis de radiación de hierro en el Laboratorio de Radiación Espacial de la NASA (NSRL) en el Laboratorio Nacional Brookhaven en Long Island, Nueva York. Después, los animales fueron examinados en Georgetown.

Los investigadores compararon el grupo de ratones que recibieron iones pesados con los ratones expuestos a rayos gamma, que son comparables a los rayos X, y a un tercer grupo de control no expuesto. Los científicos descubrieron que las células intestinales en el grupo de iones pesados no absorbían adecuadamente los nutrientes y que formaban pólipos cancerosos.

Además, hubo pruebas de que la radiación de hierro provocó daños en el ADN que aumentaron la cantidad de células senescentes, incapaces de una división celular normal. «Generan estrés oxidativo y moléculas inflamatorias que provocan más daño. Esto afectó en gran medida la migración de células que se necesitan para reemplazar el revestimiento intestinal, lo que ralentiza el funcionamiento del sistema gastrointestinal», explica Datta.

Aunque se administró una dosis muy baja durante el equivalente a un período de meses en el espacio profundo, los efectos de la radiación de iones pesados parecían ser permanentes. Los daños son gravísimos, pero los investigadores creen que no se quedan ahí, sino que pueden ocurrir respuestas de daños similares en muchos órganos. «Es importante comprender estos efectos de antemano para que podamos hacer todo lo posible para proteger a nuestros futuros viajeros espaciales», concluye Datta.

Fuente: elmundoalinstante.com

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