Entre Cielo y Tierra: “El Valor del Turismo Estudiantil”

El Turismo Estudiantil es un segmento de la demanda turística muy interesante, quizás poco aprovechado y a veces despreciado por un supuesto bajo consumo o por ser generador de más problemas que beneficios. Lo cierto es que dicha actividad es o puede ser una bendición para muchos establecimientos turísticos que, por su modesta oferta y calidad de servicios, no son el destino de los estratos superiores de la demanda. El Turismo Estudiantil tiene comúnmente dos modalidades: los grupos organizados por colegios y universidades, y los estudiantes mochileros que se mueven individualmente o en pequeños grupos; ambos con limitado presupuesto que los obliga a buscar alojamientos modestos tipo hostales, pensiones de pocas estrellas, posadas, paradores, campamentos y otras ofertas de camas y baños limpios como las de YMCA (Young Men’s Christian Association) en muchas ciudades del mundo. Analicemos el valor que puede aportar el Turismo Estudiantil en el desarrollo turístico de un país.


1. Las estadísticas llevadas por los principales órganos internacionales y regionales (ONU, UE, BID, OEA y OMT) coinciden en que las edades promedio en que los estudiantes realizan su formación académica de secundaria y universidad, está comprendida entre los 14 y 25 años, lo cual representa entre el 15% y el 25% de la población, dependiendo del continente o región estudiada; esto nos permite tomar un promedio arbitrario del 20% a los fines del análisis, porcentaje este que puede considerarse importante visto como potencial demanda de turismo estudiantil.

Foto: Dimensión Turística Magazine

2. Aunque es cierto que en muchos países los períodos de vacaciones escolares coinciden con los de alta demanda turística, también es cierto que los grupos organizados de turismo estudiantil y los mochileros, pueden aprovechar períodos de fin de semana, puentes, y otros días libres en temporada baja, para sus viajes de recreación, investigación o intercambios deportivos; así mismo los viajes organizados para graduandos de secundaria o bachillerato, no necesariamente tienen que ejecutarse en los períodos considerados picos. Viajar fuera de temporada permite, tanto a promotores de viajes organizados como a los viajeros individuales, negociar con los establecimientos de alojamiento tarifas más bajas, lo cual es beneficioso para los prestadores de servicios de alojamiento, ya que pueden llenar habitaciones que, de otra forma pudieran quedarse vacías.

3. El que viaja como estudiante repite como profesional. La semilla del conocimiento y la recreación a través del turismo se siembra exitosamente en los adolescentes y jóvenes estudiantes, quienes luego querrán repetir dicha experiencia, solos, o con su familia una vez que ingresan al mundo laboral.

4. Aunque muy pocos países llevan estadísticas sobre el turismo estudiantil y su aporte económico (Argentina uno de ellos), podemos asumir que un estudiante, viajando en grupos organizados, podría gastar US$ 60 diarios, mientras que un mochilero US$ 30, cantidades nada despreciables para aquellos que ofrecen albergue o comidas a precios populares.

5. El turismo estudiantil es una buena vía para incentivar en los estudiantes el cuidado de la naturaleza y ambiente en general, y el respeto a los valores culturales del país o región visitada. Para aprovechar este valor que puede aportar el turismo estudiantil, los núcleos receptores deben organizarse. En Europa, y en España principalmente, existe u importante desarrollo de campins y paradores de carretera, los cuales son aprovechados fundamentalmente por el turismo estudiantil, juvenil y el familiar.

En mis actividades profesionales como docente y consultor de turismo, siempre he destacado la necesidad de que municipios y regiones deben prepararse para la captación masiva de ese turismo estudiantil a través de la promoción y desarrollo de una infraestructura sencilla integrada por: balnearios de playa, ríos y lagunas; paradores de carretera de doble propósito (viajeros comerciales y turistas); paradores y campamentos de turismo alrededor de los principales atractivos turísticos (Monumentos Naturales, Cuevas, Represas, Parques Nacionales, y otros recursos turísticos naturales o artificiales aprovechables); posadas y hospedajes; así como servicios de transporte público interurbano de buena calidad; puntos de información y atención al visitante; y protección civil incluyendo primeros auxilios. Creo que esta es la mejor forma de promover y/o ampliar esta modalidad del turismo juvenil que, dicho sea de paso, puede servir como un exitoso entrenamiento para que las comunidades se preparen para captar otros segmentos de la demanda mucho más exigentes en cuanto a diversidad y calidad de los servicios.

La internet y las redes sociales hacen fácil a los estudiantes obtener información sobre las facilidades de alojamiento y transporte que se ofrecen en los distintos países, así como las políticas de descuentos que les benefician en lo referido a entradas a museos, otros establecimientos turísticos, transporte público y viajes organizados. El mercado es inmenso, universidades y colegios por doquier, lo importante es la creatividad que se aplique para sensibilizar y captar la demanda.

Willian J. Bracho
Abogado, MSc. Gestión del Turismo Sostenible.
Especialista en Derecho de la Navegación.
wjbracho@yahoo.com; willianbracho@estrategaconsulting.net.

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