¿Este diseño de asientos en clase económica podría ser el futuro de los viajes en avión?

Aunque sea muy cómodo poder descansar en un asiento que se extiende a 180 grados, solo los pasajeros que pueden pagar un billete en clase ejecutiva o primera pueden disfrutar de ese privilegio. ¿Acaso no hay una manera de que las plazas en económica puedan extenderse más, pero sin sacrificar el negocio de las aerolíneas?

La incomodidad de los vuelos largos

En eso pensaba el diseñador Jeffrey O’Neill mientras hacía lo posible por conciliar el sueño en un vuelo transatlántico de Singapore Airlines, publicó CNN.

Había pagado un billete en económica premium, y si bien estas plazas le permitían estirar un poco más las piernas, no se convertían en camas.

En el vano intento de dormir recordaba que le era más fácil descansar en los grandes asientos de aquel bus que tomó en Argentina años atrás.

En ese país los buses de larga distancia están divididos en dos pisos, y los asientos, con una configuración de 1-2, tienen un tamaño más grande y se reclinan de lado a lado casi como una cama.

La revelación del diseño

Aquel recuerdo fue como una revelación. Dos años después creó Zephyr Seat y lanzó una iniciativa de micro inversiones para presentar una idea que, asegura, puede revolucionar la clase económica.

Su idea es que en esta categoría o en la económica premium los asientos se extiendan como una cama, con una distribución de 2-4-2. Seguramente los gerentes de las aerolíneas dirían que es imposible de hacer sin sacrificar espacio, pero O’Neill tiene una contrapropuesta: que la cabina se divida en dos.

El diseño de Zephyr Aerospace consiste en quitar el espacio de los maleteros y montar allí otra fila de asientos. Para acceder a las plazas superiores habría escalerillas plegables, y entre la plaza del nivel inferior hasta la superior habría 1,37 metros de distancia.

Sin embargo O’Neill no aclara dónde deberían ir las maletas pequeñas. Quizás haya pensado que todo el equipaje, excepto algún pequeño bolso que pueda entrar debajo del asiento, tiene que ser despachado a bodega, una medida que las aerolíneas ven como necesaria para reforzar la seguridad ante el coronavirus.

El inesperado favor del coronavirus

Precisamente la crisis por la pandemia puede ser una razón de peso para promover este sistema: aunque la densidad de pasajeros sea la misma, la distribución de las plazas en dos niveles permite que los viajeros estén más separados entre sí, e indirectamente, se pueda cumplir con las medidas de distancia social que reclaman los organismos de sanidad.

O’Neill asegura que ha mantenido conversaciones con directivos de aerolíneas en la feria de interiorismo Airline Interiors Expo de Hamburgo el año pasado, pero a pesar del interés que hayan podido demostrar ninguna se comprometió a adoptar su diseño.

De todas maneras, una idea así es una carrera de larga duración. Tras la aprobación de la patente quedarán tres años de pruebas de seguridad, y luego habrá que ver si las aerolíneas estarían dispuestas a dividir la cabina en dos pisos.

aviacionaldia.com

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