¿Sabes por qué llueve?

Todos creemos saber la respuesta, pero hay mucho más de lo que pensamos


La lluvia es otra de esas cosas que damos por hecha. Si le preguntamos a alguien que por qué llueve es posible que empiece a responder con gran convicción, seguro de que tiene la respuesta pero que, poco a poco, su ánimo se vaya apagando al darse de bruces con inquietantes lagunas en su razonamiento. Muchas personas siguen pensando que las nubes son vapor de agua y ese es uno de los principales errores sobre los que se hace muy difícil comprender la naturaleza de la lluvia. En realidad, la clave está en el viaje que hace el agua, los juegos de temperatura, la saturación y la gravedad.

Lo primero que debemos saber es que nuestra atmósfera tiene cierta cantidad de vapor de agua y este es invisible. Precisamente eso es de lo que hablamos cuando nos referimos a la humedad atmosférica, a la cantidad de vapor de agua que hay en la atmósfera. Por supuesto, esto tendrá que ver con el agua disponible (poca en un desierto) y con la temperatura, pues a mayor temperatura más agua se evaporará y más podrá encontrarse en la atmósfera sin que se sature. Este último concepto, la saturación, es clave, porque de él depende directamente que se formen las nubes. Pero, para comprenderlo bien, empecemos imaginando una taza de té.

Demasiado azúcar

Delante de nosotros hay una taza de té caliente en la que todavía no hemos puesto azúcar. Si empezamos a edulcorar nuestro té, veremos que, si removemos y esperamos lo suficiente, el azúcar termina desapareciendo de nuestra vista, disolviéndose a la perfección. Sin embargo, si seguimos añadiéndolo llegaremos a una concentración demasiado alta en la que será imposible disolver más azúcar, que se mantendrá sólido, esto es lo que llamamos una “disolución saturada”. Con el vapor de agua en la atmósfera sucede parecido, cuando hay demasiado se satura y comienza a condensarse, volviendo a estado líquido a través de diminutas gotitas de agua.

Ahora bien, antes de dejar la analogía del té, podemos aprovecharla para un segundo concepto. A medida que nuestro té se vaya enfriando, si hemos alcanzado la saturación, veremos que cada vez aparecen más cristales sólidos de azúcar en el fondo de la taza. Esto se debe a que la temperatura influye en el umbral de saturación. A más temperatura más azúcar podemos disolver y, en cuanto a lo que la atmósfera y el vapor de agua se refiere, pasa parecido: con mayores temperaturas, la atmósfera tolera más vapor de agua. Esto significa que, cuando el aire cargado de vapor de agua se enfría lo suficiente, parte de esa agua en estado de gas se condensa en las diminutas gotas de las que hablábamos.

No solo gravedad

Es más, volvamos una última vez al té. Si ponemos un chorro de leche veremos cómo se forman volutas de líquido caliente que ascienden por el centro de la taza, se enfría en contacto con el aire y vuelve a bajar por los bordes. Eso es una corriente convectiva y ocurre en la atmósfera, donde el aire caliente y cargado de vapor de agua asciende hasta capas más frías, condensando el agua en grandes masas de esas minúsculas gotitas a las que llamamos nubes. Así que las nubes son líquidas, condensación en torno a motas de polvo y pequeños elementos tan pequeños que caben unas 500 gotas en cada centímetro cúbico. Simplemente con las corrientes ascendentes de aire ya se mantienen arriba.

El siguiente paso es algo más confuso, porque existen diferentes maneras de explicarlo. Una sugiere que el diferente tamaño de las gotas y el viento que las empuja en función de su peso hace que las pequeñas choquen con gotas más grandes e inmóviles, aumentando su tamaño hasta que las corrientes de aire ya no las pueden sostener y se precipitan sobre la tierra. Otras hipótesis hablan sobre la formación de cristales que caen chocando con más gotas que se congelan en torno a ellos y que se funden mientras caen cruzando capas más cálidas. Sea como fuere, este es el motivo de la lluvia.

La lluvia es más compleja de lo que hemos explicado aquí, por supuesto, pero esto permite tener una idea aproximada y sacar algunas conclusiones acerca de por qué se forman nubes sobre zonas montañosas, precisamente porque el aire cargado de vapor de agua asciende pendiente arriba hasta enfriarse tanto que se satura.

elmundoalinstante.com

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