Un cuarto color en los semáforos podría ser la clave para mejorar el tráfico

En un futuro no muy lejano, los autos autónomos podrían ser una parte habitual de nuestro día a día en las carreteras.


Este escenario plantea un futuro en el que las intersecciones del tráfico podrían ser más eficientes y seguras.

Esto gracias a la introducción de una luz blanca adicional en los semáforos. Investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte han propuesto esta nueva fase blanca que sería una señal para los conductores humanos de que deben seguir el ejemplo de los vehículos autónomos que se mueven por la intersección.

¿Luz verde, amarilla, roja… y blanca?

Esta nueva fase blanca del semáforo es una propuesta interesante que busca mejorar el flujo de tráfico en las intersecciones y reducir el consumo de combustible. Los vehículos autónomos estarían en comunicación entre sí y con los semáforos en las intersecciones, dentro de un cierto rango. Esto les permitiría coordinar el flujo de tráfico de manera más eficiente e inteligente. Es decir, dará prioridad a las carreteras convergentes con más vehículos, por ejemplo, y asesorando sobre las velocidades óptimas.

Además, se ha demostrado en modelos simulados que los AV mejoran el flujo de tráfico por sí solos, y aún más cuando se introduce la fase blanca, lo que luego tiene efectos positivos en la reducción del consumo de combustible. Cuanto mayor sea el porcentaje de AV en una intersección, más rápido se moverá el tráfico, con mejoras de alrededor del 40 al 99 por ciento en términos de posibles reducciones totales de retrasos.

Esta idea innovadora se basa en la tecnología de los vehículos autónomos, que están diseñados para comunicarse y coordinar entre sí para tomar decisiones en el tráfico. Los vehículos autónomos se comunicarán con el semáforo de forma inalámbrica y los conductores humanos y los pasajeros recibirán la señal de que deben seguir el ejemplo de los vehículos autónomos que se mueven por la intersección. La introducción de la fase blanca permitiría que los vehículos autónomos controlen el flujo de tráfico y reduzcan los niveles de congestión del tráfico, lo que a su vez reduciría el consumo de combustible. También ayudaría a los conductores humanos a saber lo que se supone que deben hacer cuando se acercan a una intersección.

No faltarán los desafíos…

A pesar de los beneficios potenciales de esta propuesta, todavía hay desafíos a los que enfrentarse. Uno de ellos es la necesidad de una infraestructura avanzada que permita que los semáforos se comuniquen con los vehículos autónomos. Además, todavía hay muchos vehículos en las carreteras que no son autónomos. Esto significa que es necesario un equilibrio entre los vehículos autónomos y los conducidos por humanos para garantizar la seguridad en las intersecciones. Por último, se necesitará inversión y tiempo para desarrollar e implementar la tecnología necesaria para hacer realidad la fase blanca.

Sin embargo, para que esta propuesta sea exitosa, se deben considerar varios factores. Entre ellos se incluyen la planificación adecuada de la infraestructura de transporte público, la accesibilidad y seguridad de las rutas para bicicletas y peatones. Así también la educación pública para promover hábitos de viaje sostenibles.

En última instancia, la implementación de medidas como peajes urbanos o zonas de bajas emisiones puede requerir una combinación de políticas públicas efectivas, incentivos y educación pública. Todo ello para promover un cambio de comportamiento en la sociedad hacia opciones de transporte más sostenibles.

elmundoalinstante.com

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