Cada día las normas europeas sobre emisiones de CO2 se hacen más exigentes. Pero de pronto, este problema desaparece para el 90 por ciento de los aviones de Airbus, porque la Unión Europea ha sorprendido a todo el movimiento ecologista cambiando sus criterios para calificar los aviones que fabrica.
Las normas europeas ponen etiquetas a los productos en cuanto a sus emisiones de CO2. Cuando un producto es calificado como verde, recibe un tratamiento legal beneficioso. Legal y sobre todo, financiero. Unos 7.000 aviones que corrían el riesgo de ser clasificados como contaminantes, ahora pasarán el corte, si prospera la normativa europea en trámite, muy criticada por el ecologismo.
El tema es puramente formal porque nada cambiará en los aviones: la Comisión Europea debate ahora cuántos aviones –en realidad, modelos de aviones– será calificados como “los mejores de su clase” en la Plataforma para la Financiación Sostenible. Según los borradores presentes, esto afectará al 90 por ciento de los aviones.
En cuanto a las aerolíneas, algunas de las mayores aún tienen algunos aviones que no se podrían acoger a esta calificación, pero todos los aparatos nuevos entrarían en este criterio.
En cuanto a los aviones ya volando, todas las aerolíneas tienen hoy más del 30 por ciento de sus aviones en esta categoría y el cien por ciento de los aviones que van a incorporar las low cost, el 89 de los de IAG y el 72 de los de Air France cumplirán con este criterio y se podrán beneficiar del correspondiente tratamiento europeo.
Los ecologistas denuncian que de pronto, por este cambio taxonómico, toda la aviación de Europa ha dado un salto de gigante en su sensibilidad ecológica, pese a que en realidad no han variado las emisiones.
