Dicen que montar bicicleta nunca se olvida, y es cierto, pasados años sin hacerlo tardamos minutos en tener otra vez el equilibrio para andar sobre ella. Con los aviones no es exactamente lo mismo, al menos con los aviones comerciales, donde hay muchos factores que están asociados con el volar en forma segura.
Los pilotos de línea aérea necesitan entrenamiento recurrente el cual se hace normalmente en simuladores de vuelo y es complementado por los asesoramientos y/o chequeos de ruta, donde la empresa a través de sus instructores se asegura que la tripulación de vuelo está al día con los aeropuertos que opera, en especial aquellos que poseen ciertas limitaciones geográficas u operativas. Con la pandemia la mayoría de las líneas aéreas han estado paralizadas o volando excepcionalmente vuelos humanitarios o de traslado de aviones, y necesitan volar para mantener sus estándares operativos, que implica no solo el entrenamiento antes mencionado, sino los recursos económicos para pagar simuladores, traslados y viáticos de las tripulaciones, mas los costos y gastos inherentes a los aviones tales como el pago de los arrendamientos o amortizaciones, el mantenimiento, los seguros, los sueldos, etc., etc.
Por otra parte, las empresas manejan una compleja infraestructura no soloreferida a la de su aeropuerto base donde posee hangares, oficinas, equipos
y sistemas, sino también aquella localizada en cada uno de los aeropuertos que opera, la cual le da el soporte a los vuelos que allí aterrizan y despegan. Sin vuelos no hay ingresos, y sin estos es muy difícil mantener dicha infraestructura y a toda la plantilla que hace posible su eficiente utilización.
Muchas líneas aéreas internacionales están sobreviviendo con las ayudas gubernamentales o las líneas de crédito aprobadas por bancos u otros entes financieros, con la esperanza de poder volver a volar pronto para generar ingresos y pagar tales auxilios. Algunas empresas se han acogido a las leyes de quiebra de sus países o a la ley de quiebras de los Estados Unidos de América por tener oficinas y bienes en dicho país, aprovechando la posibilidad que estas representan, para proponer una reestructuración organizativa y financiera que les permitan negociar con los acreedores y sindicatos sin el peligro de ser ejecutados o paralizados.
Desde el punto de vista comercial, volar de nuevo es un reto, los mercados están realmente dislocados y los volúmenes de pasajeros que se espera vuelvan a viajar, están afectados por las nuevas regulaciones gubernamentales sobre distancia social dentro de las cabinas, lo cual puede reducir la ocupación máxima hasta un 50% en ciertos aviones. Además, la aplicación de los nuevos protocolos de sanidad no solo implica costos adicionales para las empresas, sino que pudieran afectar la toma de decisión de los viajeros potenciales. Se sabe que es posible una guerra comercial entre líneas aéreas para reposicionarse en los mercados, y las empresas pequeñas quizás deban reinventarse en cuanto a rutas, frecuencias y equipos a utilizar, de manera de poder conservar su
participación en el mercado.
Hay países que todavía no han definido cuando permitirán los vuelos internacionales, y esto es un problema ya que la operación de las rutas depende siempre de que los Estados de origen y destino hayan autorizado la reapertura de aeropuertos y fronteras.
El reinicio de operaciones se sabe será lento, pero es imprescindible que las aerolíneas comiencen pronto a volar, porque es imposible mantenerse mas tiempo en la situación actual.
La ausencia del transporte aéreo regular además está afectando severamente a la actividad turística de cuyos ingresos dependen muchos países y muchos destinos internos.
La líneas aéreas necesitan volar para no quebrar.
Willian J. Bracho
Abogado, MSc. Gestión del Turismo Sostenible
Especialista en Derecho de la Navegación
wjbracho@yahoo.com; willianbracho@estrategaconsulting.net
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