Entre Cielo y Tierra: “La Idea de una Moneda Única para Latinoamérica”

En los últimos meses de este año 2022 se ha retomado el tema de la creación de una moneda única para Latinoamérica, lo cual fue planteado, originalmente en la Comunidad Andina de Naciones -CAN- en los años 80´s.La idea ha tratado de imitar la moneda única europea, el Euro, definida en Tratado de Maastricht de 1992 que terminó de conformar la Unión Europea.


En octubre pasado el presidente del senado de Colombia, senador Roy Barreras, expresó que se estaba reuniendo con los presidentes de diferentes senados latinoamericanos en búsqueda de consenso alrededor de su proyecto de implantación de la moneda única latinoamericana. Como resultado de su esfuerzo los presidentes de los congresos de Colombia, Bolivia, Colombia, Venezuela, Argentina y Perú habrían ya firmado un documento donde proponen que la moneda sea controlada por un órgano parlamentario suprarregional.

Por otra parte, el recién ganador de las elecciones nacionales en Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, declaró que desde su nuevo mandato presidencial impulsaría el proyecto de moneda única para Latinoamérica como una forma de lograr la independencia económica de la región respecto al dólar de los Estados Unidos de América. En el lanzamiento de su propuesta Lula aclaró que no se buscaría imitar al sistema euro sino desarrollar uno nuevo basado en el documento presentado por el economista británico John Maynard Keynes a los Estados vencedores de la Segunda Guerra Mundial, en la conferencia de Bretton Woods, NH, USA, en julio de 1944, como una estrategia para no seguir dependiendo del patrón oro. La idea brasileña de una moneda única latinoamericana realmente es de autoría del economista Gabriel Galípolo, expresidente del Banco Fator, colaborador del programa de gobierno de Lula, y en ella también incluye la creación de un Banco Sudamericano Central.

Aparentemente, las ideas expresadas por Barreras y Lula ya cuentan con el respaldo de los presidentes de Argentina, Bolivia Colombia, Perú y México. La unificación del patrón monetario de Latinoamérica conllevaría en teoría varias ventajas, pero analizando la evolución económica y situación actual de los países latinoamericanos, pareciera que dicha propuesta pudiera convertirse en algo difícil de instrumentar y mantener en el tiempo.

Como ventajas se esgrime la eliminación del anclaje de las monedas latinoamericanas al dólar americano; el respaldo de un Banco Central Latinoamericano con suficientes reservas para apoyar las economías de los países miembros; y el fortalecimiento del intercambio de bienes y servicios en la región a través de más comercio exterior y turismo. Sin embargo, las profundas diferencias entre las economías del continente, sus políticas económicas, los volúmenes de producción, su productividad y las reservas económicas, hacen sumamente difícil el camino para lograrlo.

La implantación del Euro en Europa tomó mucho tiempo, y ha costado mucho dinero a los países más desarrollados de ese continente ya que han sido muchos los subsidios a los países menos desarrollados y a aquellos con crisis económicas recurrentes. Además, el sistema euro tiene detrás toda una organización representada por la Unión Europea y sus diferentes órganos de control.

No es fácil plantear que países con una devaluación monetaria semipermanente puedan entrar a un sistema de moneda única a la par de aquellos que tienen estabilidad; para que una propuesta de este tipo funcione primero habría que equilibrar las economías de los países interesados y diseñar una política monetaria unitaria que sea respetada por todos.

En Latinoamérica tenemos la experiencia del SUCRE, (Sistema Unificado de Compensación Regional), alternativa no monetaria, virtual, utilizada como medio de cambio sustitutivo de los pagos en dólares; creada en 2010 por Venezuela para sus transacciones comerciales con Bolivia, Ecuador, Cuba y Nicaragua. Inicialmente se veía como un proyecto exitoso, pero desde que Venezuela entró en la hiperdevaluación, perdió interés para los demás países participantes.

Otra alternativa no monetaria de carácter internacional es el Derecho Especial de Giro -DEG- creada por el Fondo Monetario Internacional en 1969, como unidad de cuenta y activo de reserva, muy utilizado en el comercio internacional. El valor del DEG se logra a través de una cesta de cinco (5) monedas, cada una con diferente participación porcentual: US$ 41.73%; Euro 30.93%; Yuan Chino 10.92%; Yen japonés 8.33%; y Libra Esterlina 8.09%. Esta participación porcentual es revisada cada cinco años.

La propuesta de una moneda única regional surge en un momento donde los diferentes mecanismos de integración latinoamericanos parecen estar estancados, quizás sería interesante que primero se desarrollaran otras iniciativas tales como la integración de la CAN con MERCOSUR, para luego buscar la incorporación de Centroamérica.

Para el turismo, una moneda única latinoamericana podría ser beneficioso dentro de la propia región, pero está por verse como afectaría a los núcleos receptores turísticos fuera de la región que al final aceptarían dicha moneda calculando previamente su equivalente en US$.

Willian J. Bracho
Abogado, Maestría en Gerencia del Turismo Sostenible
Especialista en Dº de la Navegación y del Comercio Internacional
wjbracho@yahoo.com

Volver al boletín

Artículos relacionados

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *