Desde Machu Picchu en Perú hasta el Taj Mahal de la India y la Gran Barrera de Coral de Australia, los sitios del Patrimonio Mundial de la Unesco cuentan las historias y las historias de culturas y comunidades. Hasta la fecha, hay 1.121 sitios: 869 culturales, 213 naturales y 39 mixtos. Pero un patrimonio no se puede capturar solo en edificios, monumentos y paisajes.
Como resultado de una conferencia en 2000 en Washington, D.C. en asociación con la Institución Smithsonian, la Unesco estableció su Lista de Patrimonio Cultural Inmaterial para promover y ayudar a preservar tradiciones y expresiones vivas transmitidas de generación en generación.
Noventa de los llamados “elementos”, desde el oficio ugandés de hacer telas de corteza hasta el canto védico en la India, pasando por prácticas dramáticas como el teatro de marionetas siciliano y el teatro Kabuki, se inscribieron en la lista inaugural en 2008.
La sesión más reciente tuvo lugar en diciembre las 29 nuevas inscripciones, incluida la cultura de los vendedores ambulantes y las tradiciones culinarias de Singapur, la cultura de la sauna de Finlandia y la práctica de conservar la arquitectura de madera en Japón, elevó el total a 584, con 131 países representados.
Para que un elemento se inscriba en la lista, debe ser designado por su propio país. En un extenso proceso de solicitud, la agencia cultural del país explica cómo la tradición es “intangible” y demuestra que los practicantes y sus comunidades participaron en el proceso. El país también debe mostrar un “inventario” que la comunidad practicante ha creado; esta documentación ayuda a desarrollar materiales educativos y medidas de protección.
Los países también pueden solicitar la inscripción en la Lista del patrimonio inmaterial que requiere medidas urgentes de salvaguardia, que otorga fondos para los esfuerzos de preservación. En este caso, el país debe explicar cómo la tradición corre el riesgo de desaparecer (un peligro si las generaciones más jóvenes se alejan de sus comunidades) y qué se está haciendo para proteger el patrimonio.
Expresiones rituales y festivas de la cultura del Congo, Panamá
Del 20 de enero al miércoles de ceniza, en abril, es la temporada del Congo en Panamá. Durante el período festivo, los descendientes de esclavos traídos de África a Panamá en la época colonial conmemoran su herencia y celebran su libertad. Los rituales estacionales incluyen cantar y bailar descalzo, una forma de conectarse con la tierra.
Muchos de los bailes, transmitidos a través de tradiciones orales, son representaciones de historias tradicionales. Las mujeres de la comunidad celebran vistiendo coloridos vestidos que evocan la época en que fueron esclavas durante la época colonial de Panamá, de 1538 a 1821, y tuvieron que colar la ropa de sus amos por falta de otras prendas.
La temporada culmina el Miércoles de Ceniza, cuando, en ciudades costeras, como Portobelo, una dramática actuación comunal retrata a la comunidad matriarca derrotando a un diablo disfrazado con un exuberante bautismo, símbolo de su libertad.