Plan de reactivación económica: ¿estímulo temporal o salida a la crisis?

Especialistas analizan el plan de reactivación que expuso el presidente Laurentino Cortizo en su discurso del primer año de gestión


Mirta Rodríguez P.

En un año de gestión, el presidente de la República, Laurentino Cortizo, enfrenta el más grande reto que haya tenido el país en su historia: la pandemia de covid-19, cuya crisis amenaza con hundir el crecimiento económico.

“La pandemia sacude al mundo entero y ataca a Panamá… Sin manual de instrucciones para enfrentarlo ni mucho menos una vacuna o una cura efectiva, Panamá enfrenta el desafío más trascendente de su historia. The Economist lo define como una encrucijada sombría donde se cruzan vida, muerte y economía”, expresó el mandatario en un discurso a la nación el pasado 1 de julio.

Para finales del primer trimestre de 2020 e inicios del segundo, la economía del país comenzó a mostrar los primeros síntomas de contracción por la pandemia, en la medida en la que el gobierno adoptó estrategias de supresión y cuarentena.

Sin embargo, pese a las restricciones, hasta esta semana, el nuevo coronavirus superó los 35,000 casos y las muertes ya sobrepasan las 600, con una tasa de letalidad de 1.9%, mientras que gran parte de los sectores y actividades económicas aún permanecen cerrados.

Como consecuencia de la crisis, la economía del país, que hasta hace menos de un año presumía de estar entre las de mayor dinamismo de América Latina y el Caribe, se está derrumbando poco a poco con el riesgo de un aumento en la tasa de desempleo.

Para marzo de 2020, cuando el virus apenas aparecía, el PIB creció apenas 0.4% y, posteriormente, se suspendieron y recortaron jornadas de miles de empleos. 

Para inicios de junio, el Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel)  registró aproximadamente 240 mil trabajadores con contratos suspendidos; y a finales del mes apenas se habían reactivado casi 26 mil, tras la apertura de las fases 1 y 2. 

Las previsiones apuntan a que el 15% de los empleos en Panamá desaparecerán este año; es decir, que entre 250 mil y 300 mil trabajadores perderán sus empleos, 40% de ellos formales.

El coronavirus “ocasionará una catástrofe laboral que llevará la tasa de desempleo por encima del 20%, trayendo consigo una crisis social sin precedentes”, vaticinó el consultor laboral René Quevedo.

El Banco Mundial estima que la economía de Panamá se contraerá 2% para finales de este año 2020, coincidiendo con la proyección del Ministerio de Economía y Finanzas y organismos como el Fondo Monetario Internacional.

La covid-19 está provocando una crisis mundial, que incluso podría llevar a la quiebra a más de 40 mil empresas en Panamá, según datos de la Unión Nacional de la Pequeña y Mediana Empresa (Unpyme). 

Las micro, pequeñas, medianas empresas y los emprendedores constituyen alrededor del 90% de las compañías del país y generan más del 70% de los empleos.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) también estima que 2,7 millones de empresas podrían cerrar, a causa de la covid-19, y dejar 8,5 millones de desempleos.

La propuesta

Después de cuatro meses de pandemia, este 1 de julio, el presidente Cortizo anunció la hoja de ruta con los distintos programas que impulsa el gobierno para reactivar de manera gradual la economía panameña, pese a que el tiempo que durará el coronavirus todavía es incierto y los daños que está dejando la enfermedad, cada día, son más complejos.

El plan de reactivación económica incluye 12 acciones concretas enmarcadas en: banca de oportunidades, programa de préstamos con tasas de interés blandas (fondo de $150 millones); fondo de garantías de $50 millones; programa Panamá agro solidario; y plan recuperando mi barrio.

También contempla la ampliación del Fondo Solidario de Vivienda (los $10,000 de abono inicial), para viviendas de hasta $70,000; fondo especial para el fortalecimiento del crédito ($1,000 millones); e incluso el mandatario giró instrucciones al director general de Ingresos para que todas las solicitudes que fueron presentadas y fundamentadas, cuenten con un periodo de autorización para no tributar en base al CAIR, de hasta tres años.

Igualmente lo compone la reactivación de una lista de obras de infraestructura pública importantes, que incluyen rehabilitación y ensache de vías y proyectos de obras educativas; así como el inicio de los trabajos de la línea 3 del Metro, el programa de recursos hídricos de la Autoridad del Canal de Panamá y la atracción de inversión extranjera.

El análisis

Para el economista Ramón Rodríguez, el plan de Cortizo tiene componentes importantes, pero se deben llevar a cabo a través de acciones y procesos adecuados, para que “no” queden en letra muerta.

“El enfoque del presidente es cónsono con la situación que se está viviendo”, sin embargo, “debe ir acompañado de acciones, con procesos, menos burocracia y más disponibilidad del sector oficial”, manifestó el economista.

Por su parte, Quevedo consideró el plan como “un paso en la dirección correcta, (pero) no será suficiente” para contener la crisis de la pandemia, pues la inyección de liquidez solo es un “estímulo temporal”, que por sí solo “no” logrará reactivar la economía.

El presidente de la Unpyme, Franklin Martínez, por su lado, cree que “el aporte que el Gobierno Central hace a la micro, pequeña y mediana empresa, evidentemente ayuda a paliar la situación… Sin embargo, no sirve de nada que se le entregue a las mipymes si no va con su debido acompañamiento”.

“El impacto (de la covid-19) es inminente e inevitable por lo que solo podemos mitigar sus repercusiones sociales”, declaró Quevedo, quien piensa que para reactivar la economía se necesitará la reapertura de todos los bloques de la actividad económica. Pero para ello, añadió, se requerirán los protocolos sanitarios correspondientes y sobre todo la previa creación de confianza.

“La confianza es la base de la economía. Confianza de los consumidores con respecto a los ingresos, lo cual induce a la compra de bienes y servicios, confianza de empresarios y emprendedores de que pueden generar esos bienes y servicios de manera rentable, y confianza del sistema financiero en que financiar a esos empresarios y emprendedores es un buen negocio”, expresó Quevedo.

En este contexto, Martínez enfatizó que en la Unpyme son “responsables de darle las oportunidades a las mipymes para que estos fondos (que da el gobierno) se utilicen de manera responsable y eficiente; pues solo así se podrá ayudar a la economía nacional”.

En efecto, dijo Rodríguez, “nadie puede decir si (las acciones del plan) son o no suficientes. Todo va a depender de cómo se comporte la pandemia”, pero “los planes deben ejecutarse” con urgencia.

Insistió en que los procesos de implementación de los programas deben de reiniciarse e ir monitoreandose el nivel de cumplimiento, porque “lo que enfrentamos en este país y en el mundo es algo sin precedentes”.

Mencionó que “Panamá (por ejemplo) tiene una situación de cerca de 260 mil desempleados, una baja en los ingresos significativa, incremento del índice de pobreza y (una marcada) desigualdad”.

En ese sentido, señaló que “el enfoque del plan del presidente para la reactivación económica contempla elementos importantes (…) y los procesos de apertura comercial y los aspectos sanitarios tienen que ir vinculados”, sostuvo Rodríguez.

A modo de docencia, Rodríguez expuso que la economía de un país es como una bañera, tiene dos válvulas de ingresos que le inyectan: los gastos del gobierno y la inversión del sector privado. “Las válvulas que le inyectan a la economía y que suben el nivel de empleo son la inversión gubernamental o los gastos del gobierno y la inversión privada, uno solo no puede”, afirmó el economista.

Añadió que la bañera también tiene dos válvulas de salida o de escape que hacen que el nivel del agua, en este caso la economía, disminuya: el nivel de ahorro y los impuestos. Sin embargo, el ahorro no fomenta la inversión, estancan la economía; y solo se estimula cuando hay altas tasas de interés en los bancos.

Por el contrario, los impuestos al Estado “sí” pueden contribuir a estimular un poco más la situación económica del país, mediante una política fiscal, para no agravar más el desempleo.

Más aún, cuando la Organización Internacional del Trabajo pronostica una recuperación “incierta y parcial” del mercado laboral mundial para la segunda mitad de 2020.

En el tema de los ingresos, el economista recordó que el gobierno tuvo que pagar $5,308 millones heredados de las administraciones anteriores, y renegociar bonos y la deuda para tener recursos frescos y blandos, que es lo que está anunciando el mandatario ahora que va a poner en circulación, a través del Banco Nacional y el Banco de Desarrollo Agropecuario, y en forma directa.

Incluso estimó que la ley de moratoria también va ayudar tremendamente a que se estimule y se reactive la economía. “La válvula del gobierno está haciendo su parte, pero eso no es suficiente, tiene que estar complementada con la válvula del sector privado, por lo que este necesita también abrir manteniendo, obviamente, los niveles de controles en cuanto a seguridad sanitaria. Estas válvulas son las que van a darle impulso a que el nivel del agua suba”, resaltó Rodríguez.

Aunque también dijo que hay que cerrar la llave de la válvula de los impuestos, estimularlos donde haya que hacerlo, sobre todo en las empresas que están iniciando, como las micro, pequeña y medianas; y llegar a acuerdos con el sistema bancario para que las tasas de interés se puedan mantener o disminuir, pero no incrementarlas.

Igualmente destacó que para enfrentar la crisis es necesario mantener “la estabilidad y la paz social” y que haya igualdad para todos en materia de justicia y transparencia en el manejo de los recursos. “Eso es fundamental para poder darle la confianza a los inversionistas y también para que la economía no colapse”, argumentó.

A su juicio, las crisis son oportunidades para que el país “madure”. “No es el presidente el que va a cambiar el país, él es el que lleva el timón, pero los tripulantes somos todos, y todos podemos contribuir de una forma u otra a mejorar la economía”, prosiguió.

Para el economista Raúl Moreira, por su lado, las acciones delineadas por el Gobierno Nacional tienen un denominador común, que es la palabra “préstamo”, lo cual a su juicio denota claramente que más que ayudar a las empresas necesitadas de apoyo,  lo que se busca es “fortalecer más negocios para el sector bancario”.

“Esto se comprueba al ver además un fondo de mil millones, sin definir si esto va a ser un préstamo a los bancos para que presten a intereses menores que el mercado a las empresas necesitadas”, apuntó Moreira.

Pero “para que estas acciones parezcan un plan integral real para atacar la emergencia, debe haber un coordinador que rinda cuentas de la ejecución del mismo”, recalcó.

En síntesis, expresó, “estas acciones no señalan su relación o el impacto que van a tener para enfrentar la crisis de salud sin mencionar el tema del incremento del bono solidario”.

Respecto al fondo para los bancos, precisó, que solo se entendería este apoyo si lo prestaran a tasas menores, ya que para prestar a las mismas tasas, a pesar de todo, los bancos no tienen problema de liquidez.

“Cuando dije que la palabra común es préstamo, quiero decir que las pequeñas y medianas empresas lo que necesitan es apoyo económico no reembolsable para reiniciar sus operaciones. Pymes que demuestren su existencia por lo menos un año antes del mes de marzo de este año”, puntualizó Moreira.

Retos del gobierno

Al llegar a la silla presidencial, Cortizo se encontró con un déficit de $2,317 millones del presupuesto de 2019 y la responsabilidad de cancelar cuentas por pagar de administraciones anteriores a proveedores y contratistas por la suma de $1,836 millones.

Además, en enero de 2020 tuvo la responsabilidad de cancelar el vencimiento de bonos de deuda de administraciones pasadas por un monto de $1,155 millones. Esas deudas, no contraídas por nuestro gobierno, totalizan $5,308 millones. Para afrontarlas, fue necesario recurrir a financiamiento externo.

En su momento, el gobierno acudió a los mercados en julio y noviembre de 2019 y marzo de 2020, para pagar deudas heredadas, logrando la suma total de $5,800 millones, lo cual le permitió al gobierno sanear las finanzas públicas. Para enero y febrero de 2020 los ingresos presupuestarios ya habían registrado 11% por encima de lo presupuestado, según Cortizo.

Sin embargo, los tres meses de la pandemia sacaron del buen curso las finanzas públicas, ocasionando una drástica reducción de los ingresos de alrededor de $900 millones, es decir, 50% por debajo de lo presupuestado. Además, se espera que la recaudación de ingresos siga disminuyendo hasta fin de año.

La Estrella de Panamá

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