Un Panamá que pocos conocemos

Panamá desde el cielo ofrece una recopilación de imágenes aéreas de lugares poco visitados de nuestro país, verdaderas joyas ecológicas que requieren de protección para seguir existiendo 

Arrecifes de coral que bordean islas paradisíacas, una tupida selva cubierta por una espesa neblina. Aguas cristalinas que albergan gran cantidad de seres vivos. Paisajes que reconocemos en otros países, pero que del propio, desconocemos. Así son las fotografías que forman parte del libro Panamá desde el cielo , que presentó hace días atrás el fotógrafo Alejandro Balaguer, presidente ejecutivo de la Fundación Albatros Media.

Se trata de proyecto único que recoge las imágenes aéreas de los viajes de Alejandro Balaguer y su equipo de la Fundación Albatros Media, por la diversa geografía y naturaleza de nuestro país, así como crónicas, extractos de bitácoras, fotografías y enlaces a videos.

‘El libro es una consecuencia, no es que las fotografías se tomaron par hacer un libro sino que se fueron acumulando de una manera tal de diferentes proyectos que tenían que ver con los proyectos que hacíamos nosotros: despertar conciencia, educar, tratar de impregnar amor de una manera que ese patrimonio increíble muchas veces pasa desapercibido en la vorágine del día a día', explica Balaguer en entrevista con La Estrella de Panamá. De acuerdo con el activista ecológico, nuestra atención se posa en muchas cosas ‘antes que en las riquezas que tenemos nosotros que son completamente vulnerables, pasajeras y efímeras'.

Producto de las imágenes captadas desde que Balaguer llegó a Panamá en el año 2003, se hizo una selección depurada de más de 20,000 fotografías que se fue afinando mucho más hasta establecer las que formarían parte del libro, además de una exhibición fotográfica y una colección de videos.

La intención primordial es ‘llamar la atención, destapar ese orgullo dormido y generar sorpresa ante las imágenes de esos lugares que tenemos y cuya existencia desconocemos completamente. Enfrentar al panameño, al residente, al visitante, que cuando ven el archipiélago de Guna Yala, se preguntan, ¿Es la Polinesia?, o cuando ven esas montañas maravillosas, ¿son Los Andes? Y les dices no, es Panamá.', resalta. Pero además, se busca crear una cultura de libros-objeto-regalo que puede transmitir una imagen corporativa o que puede funcionar como una campaña que ayude a inspirar más gente.

‘El libro es un producto más dentro de esta estrategia que tenemos en la fundación de desarrollar diferentes productos de alto impacto de potencia en cuanto al contenido visual, para que se vayan despertando, visualizando temas que, por cierto, que no estaban en la agenda de los medios y mucho menos de la opinión pública', asegura.

Panamá desde el cielo es el primero de tres tomos dedicados a destacar la belleza natural del país.

‘Si bien fueron muchas experiencias aéreas, el libro ha sido organizado en seis viajes por el país. El viaje comienza en el archipiélago de Guna Yala, recorriendo cada rincón del archipiélago, en un segundo capítulo nos dirigimos hacia los archipiélagos del Caribe; Escudo de Veraguas y luego el archipiélago de Bocas del Toro. De allí entramos a la Cordillera Central y recorremos toda la espina dorsal del país, desde las alturas del Volcán Barú, pasando por El Copé, Trinidad, Campana, hasta llegar a El Darién. De allí, damos un salto hacia la cuenca del Canal, y desde el Pacífico hasta El Caribe recorremos todo ese rosario de áreas protegidas conectadas que hacen esa fabulosa ruta verde del Canal; de allí saltamos al archipiélago de Coiba, un lugar donde hemos hecho tantas expediciones, y terminamos en el archipiélago de Las Perlas con las ballenas, desde el aire', detalla.

En el mismo formato, ya se está trabajando en el segundo y tercer tomo, uno para el Parque Nacional Coiba y el tercero, sobre las tierras altas, las montañas panameñas desde la frontera con Costa rica, hasta la frontera con Colombia.

LA PRODUCCIÓN

Las primeras imágenes del libro datan de 2003, momento en que reinaba aun la fotografía analógica. Poco después arrancaría la carrera de la fotografía digital por lograr cada vez mejores resultados. ‘Mi preocupación era que mientras yo no pudiera publicar una foto a doble página para un libro con un resultado igual, para mí no existe la fotografía digital', recuerda Balaguer.

Para el año 2007 ya estaba arraigada la tecnología digital en la fotografía y hoy día, los drones han facilitado parte del trabajo. ‘Este proyecto abarca ese salto cuántico al hiperespacio que ha creado la tecnología fotográfica, desde lo que parecía muy lejano y que hace ver lo que existía como muy prehistórico. En este libro tengo la oportunidad única de poder transmitir esas otras sensaciones que te dan los otros sentidos, el viento, cuando estás colgado del arnés con la puerta del helicóptero abierta, las fragancias de la selva…', dice

Balaguer guarda el recuerdo vívido de una ocasión en que seguían a unos 10 metros sobre el mar a una ballena jorobada y su cría. ‘De repente aparece otra ballena adulta y lanza ese chorro al exhalar… y se nos llena la cabina del helicóptero con esta esencia de siete mares, el olor a mariscos… Tuvimos esa sensación no solo visual, sino que entra por todos los sentidos. Es algo que se podía transmitir pero ya no, porque un fotógrafo hoy lo que tiene es la pantallita del dron', lamenta.

Aunque el resultado en términos de imagen es igual de maravilloso, se pierde gran parte de la experiencia que podía transmitir el fotógrafo a través de sus crónicas de viaje. ‘Antes tenía todo esto, los olores, las sensaciones, el viento… ahora se ha perdido', comenta.

LUGARES MARAVILLOSOS

Para Balaguer, todos y cada uno de los rincones que ha visitado en Panamá tienen su belleza y es difícil establecer preferencias. Sin embargo, hay uno considerado por él como especial. ‘Hay una belleza marina absoluta en Guna Yala y Escudo de Veraguas, aunque son muy diferentes', cuenta. En Guna Yala, los marineros que he entrevistado me dicen ‘hemos navegado por todo el mundo y no hemos visto una belleza así'. Y desde el aire e mucho más bello todavía. Pero tal vez la magia de Escudo de Veraguas es ver el bosque tropical y los arrecifes juntos. Eso es único, no se ve, es como tener el Amazonas con la Polinesia juntos', afirma. 

La isla Escudo de Veraguas, según Balaguer, tiene todo concentrado en una pequeña porción de área protegida: una isla con bosques intactos, primarios, donde los árboles que caen por alguna razón a los canales, inmediatamente son cubiertos por los arrecifes de coral. ‘Tú puedes adivinar la forma del bosque, que ya no es bosque, es un arrecife, pero todavía es bosque.

En esos canales es donde el bosque tropical intacto se da cita con el arrecife y los pastos marinos' relata. Y este es el mejor ejemplo para explicar que ‘la belleza no es para todos, es para quien quier verla.

Y los ojos para verla son muy subjetivos. El amanecer en medio de un valle perdido en un lugar entre Portobelo y el lago Gatún, con una tormenta que se abre y donde parece que fuera a aparecer King Kong, es muy impresionante, pero no lo puedo compara con Guna Yala, es algo completamente distinto', medita.

A la pregunta de si le falta algún rincón panameño por conocer, el fotógrafo responde que ‘cada rincón te ofrece algo nuevo. Por más pequeño que sea un lugar, siempre te muestra otra cara. Siempre lo conoces de una manera diferentes'.

En cuarenta años de práctica ininterrumpida e intensa de la fotografía, en medio de un archivo fotográfico de más de 2 millones de imágenes, Balaguer se sorprende captando detalles nuevos que no había visto antes en fotos que el día de hoy observa con otros ojos.

‘Son ojos totalmente diferentes, estoy viendo otras composiciones, otra belleza, otros temas de interés que antes no percibía. Si recorres nuevamente el país, lo vas a ver diferente, vas a tener otra luz o lo vas a ver bajo el filtro d e otra percepción'.

Según el fotógrafo, las imágenes pasan siempre por diferentes filtros, y tienen que ve mucho con la información que se va reciebiendo.

LA HUELLA DEL HOMBRE

Y claro, estos años también han permitido mostrar su huella a Balaguer, y registrarla en imágenes.

‘Algunos lugares siguen siendo igual de prístinos, pero en otros lugares ya se empieza a ver los efectos de la deforestación, los efectos de la erosión y del elevamiento del mar. Por ejemplo, he fotografiado islas en Guna Yala que ya no existen, pequeñas isletas que han desaparecido y otras que están en un afán por aguantar el elevamiento del mar contenidas pro troncos, botes, lo que sea', sugiere. En algunas montañas, el fotógrafo ha sido testigo de los efectos de la ganadería intensiva.

‘Uno de los grandes objetivos de este libro, de estas fotografías, de esta recopilación, es hacer un llamado a la reflexión. Que esto no es par siempre, hay que tomar acción ya, de manera inmediata, porque las amenazas vienen por todas partes y la amenaza más grande somos nosotros mismos y nuestra codicia por querer poseer', destaca.

Para el ecologista, hasta el depredador más grande tiene amor por sus nietos, pero en el caso del hombre, este ‘no ha hecho el enlace entre esa depredacción que está haciendo y el mundo que le está dejando a su descendencia'.

Balaguer hace un llamado a la acción mostrando la belleza, en lugar del horror. Mostrando todo aquello que existe todavía, pero que se puede perder.

‘Haciendo un llamado con pequeñas acciones, sobre estos sitios, se puede hacer también un llamado a las autoridades para decir ‘por favor, ya menos black fridays , menos carnavales y atiendan lo que verdaderamente es nuestro tesoro y que está en peligro de desaparecer', concluye.

Fuente: laestrella.com.pa

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