¿Sabía que la Catedral de Sal de Zipaquirá es un universo subterráneo en Colombia con más de 200 años de antigüedad?

La Catedral de Sal de Zipaquirá, es el producto de un resultado de depósitos de sal a una profundidad de 180 metros bajo tierra, en las montañas de la capital salinera en Colombia, con más de 200 millones de años de antigüedad.


Esta joya arquitectónica es un espacio alternativo, traducido a un universo subterráneo, en el que los visitantes encuentran 8.500 metros cuadrados de una rica colección artística, donde la delicadeza del arte y la rudeza del trabajo minero tienen como resultado unas esculturas talladas sobre sal y mármol en un ambiente arquitectónico, cultural y natural.

Espejo de agua

La sal de la tierra, ocupa el segundo culto más importante del planeta, dentro de 20 sitios turísticos y templos de reconocimiento mundial como: La Gran Mezquita Sheikh Zayed en Abu Dabi, El Partenón de Atenas, La Catedral de Notre Dame de París, La Capilla Sixtina en la ciudad del Vaticano, entre otros, que hicieron parte de esta publicación del buscador más importante de la web, Google.

De esta manera, se convierte en un templo subterráneo levantado en la roca salina, a 2674 metros sobre el nivel del mar, que genera un atractivo de visita con millones de turistas. Además, que para la construcción fueron necesarios 127 mineros y 110 talladores, asimismo, 250.000 toneladas de este mineral para este espectacular templo cristiano, ubicado en las entrañas de una mina de sal, en el departamento de Cundinamarca, Colombia.

La increíble catedral subterránea, construida entre los años 1950-1954, se renovó entre 1991 y 1995, formando un complejo cultural llamado, Parque de la Sal, espacio temático dedicado a la minería, la geología y los recursos naturales. Lo cual, cuenta con pequeños altares tallados en roca de sal, que hacen memoria del Camino al Gólgota de Jesucristo con su Cruz. En este mismo camino está la cúpula a 145 metros de distancia, la cruz más grande subterránea de 16 metros de altura tallada en bajo relieve, ubicada en la nave central. Finalmente, cuenta con un último tramo que conduce al centro de la catedral, La Creación del Hombre (un homenaje a Miguel Ángel).

“Es una iglesia bajo tierra que se percibe como un escape hacia lo subterráneo de nuestro mundo. Es importante visitar este lugar tan icónico y asombroso, porque de este modo se vive el arte inmerso en un ligero olor a azufre” afirma Yenny Páez, Gerente Catedral de Sal de Zipaquirá.

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