Cómo un pequeño pueblo de Madeira se ha convertido en la meca del teletrabajo

Madeira Digital Nomads es el proyecto que ha creado una villa isleña para atraer a nómadas digitales de todo el mundo.


Gabriel Marushka es de Rumanía y lleva viviendo y trabajando fuera de su país desde hace casi dos años. Para él es increíble el clima, “porque es como si fuera primavera todo el año”, explica en un vídeo de presentación. Mientras, John Kavanagh, que es Irlandés y llegó hace poco más de un mes, destaca la paz que siente en la isla, sin olvidar la gastronomía. Los dos son nómadas digitales que han respondido a la propuesta del proyecto Madeira Digital Nomads, desarrollado por el Gobierno Regional de Madeira , a través de Startup Madeira.

Cuando la pandemia ha convertido la tendencia del teletrabajo en algo masivo, son legión los profesionales que se han apuntado a eso del nomadismo digital y buscan países por todo el mundo donde poder trabajar a distancia a la vez que suman experiencias en el casillero viajero de su propio curriculum vitae. Muchos destinos se han dado cuenta de esta nueva forma de vida y han lanzado programas para atraer a integrantes de esta comunidad global. El nuevo invitado a la fiesta nómada es la isla de Madeira.

UN EDÉN ATLÁNTICO (AHORA TAMBIÉN PARA TRABAJAR)

Más que un trámite, aterrizar en Funchal es una experiencia emocionante. Desde la ventanilla se aprecia bien la silueta de la isla, que se levanta vertical y rotunda en medio del Atlántico. Las islas parecen jardines verdes flotando en el océano. Una vez con el pie en el suelo, el clima suave, la luz atlántica y la flora tropical dan la bienvenida. No es extraño que Madeira haya sido elegida durante varios años consecutivos como mejor destino insular de Europa en los World Travel Awards. Ahora busca ser también el mejor destino para los nómadas digitales que podrán hacer de la isla su hogar por un periodo mínimo de un mes y máximo de medio año.

LA VILLA PARA NÓMADAS DIGITALES

En concreto, el destino se encuentra en la costa sur de Madeira, en Ponta do Sol, un pequeño municipio de poco más de 8.000 habitantes donde conjugar la belleza natural, el fácil acceso al mar de su bahía, la tranquilidad y el trato de los residentes con el teletrabajo. No faltan los convenios para los alojamientos, empresas de alquiler de vehículos, restaurantes donde probar la gastronomía local, cafeterías para improvisar reuniones o lugares para disfrutar de espléndidas puestas de sol. Esta atlántica Nomad Village podrá albergar hasta a cien nómadas a la vez se trata de un proyecto piloto. Si tiene éxito, los promotores del mismo ya prometen impulsar un segundo núcleo en la propia isla y otros más en diferentes áreas rurales de Portugal.

FOTO: ISTOCK

VISTAS DESDE LA OFICINA…

Más allá de lo exótico que puede parecer trabajar en una hamaca frente al mar, los nómadas digitales lo que valoran de Ponta so Sol es su escala reducida, que sea un lugar pequeño y no una gran urbe favorece sin duda la conexión con los locales y la posibilidad de tejer un densa red de contactos con el resto de emprendedores que se encuentren alojados en la villa. De momento, los responsables de Digital Nomads Madeira anuncian que ya tienen el compromiso de más de setenta nómadas digitales, pero que han llegado a sumar más de 2.000 interesados de diversos lugares del mundo.

Y CON TODO LO NECESARIO

Para este programa piloto que se extenderá hasta finales de junio, se ha habilitado un espacio de trabajo, con escritorio propio e internet rápido gratuito, en el Centro Cultural John do Passos, escritor norteamericano descendiente de padres portugueses. El equipo facilitará así mismo el contacto con los residentes, algo que consideran esencial para el éxito del programa.

National Geographic

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