Los retos del mercado turístico Chileno

Chile ha despertado con una necesidad justificada que engloba incuestionables mejoras sociales para un país con grandes brechas. Este movimiento ha generado un temblor en un país acostumbrado a los sismos naturales, pero no de estas características ni dimensiones.


La economía y, por ende, el turismo, ha sido uno de los sectores más afectados en las últimas semanas. Nada nos puede alertar de la profundidad de los temblores, pero si hay señales que nos debieran hacer entender, que sea cual sea la magnitud o la gravedad del sismo, hay medidas que deben estar tomadas con antelación para poder resistir mejor y levantarse con rapidez.

La incertidumbre acerca de la deriva de los conflictos sociales ha provocado que multitud de operadores y turistas cancelaran o aplazaran sus viajes, con el consecuente impacto en un sector que ya arrastraba una bajada de llegadas de turistas al país como consecuencia de su dependencia de los mercados argentinos y brasileños, con situaciones económicas muy complejas.

Las crisis son oportunidades siempre y cuando provoquen cambios. Y no porque algún estadista lo diga sino porque son las propias vivencias las que lo confirman o desmienten.

El turismo es y puede ser una fuente muy importante de riqueza para el país andino, sin embargo, nos cuesta reconocer nuestros errores y potenciar nuestras fortalezas. Quizás sea este el momento idóneo, cuando las partes están más receptivas a dialogar y escucharse, para poner encima de la mesa lo que se piensa de forma constructiva.

En Chile se debe trabajar la complejidad de fomentar el turismo interno a través de la difusión de la cultura del viaje “todo el año” y entender que el turismo internacional de ocio tiene mayoritariamente un perfil de viajero experimentado de intereses especiales, con mayor capacidad de gasto.

Lo público y lo privado deben visionar el turismo de forma integrada y global, abandonando el concepto de temporadas, aprendiendo a diseñar y ejecutar experiencias para los 365 días del año, es decir por un lado trasladar al sector privado el mensaje de entender la actividad turística como una carrera de fondo cuya rentabilidad no está en explotar a los turistas por periodos cortos sino por el necesario equilibrio entre el producto ofrecido y la demanda generada.

Por otro lado, desde lo público generar una comunicación específica y focalizada, que perdure en el tiempo y que atraiga los referidos mercados nicho nacionales e internacionales.

Sería interesante analizar si realmente como país estamos vendiendo o si por el contrario es el mercado el que nos está comprando, por lo que hay que salir a los mercados con productos diferentes y singulares.

Otro reto es posicionar una marca fuerte en la mente de los viajeros que genere atracción, cuyo enfoque sea su mayor fortaleza; comprender que la inteligencia no solo está en el dato sino en la forma de desarrollar una base sólida de turismo en base a experiencias auténticas y únicas, humanizadas, sustentables, personalizadas e innovadoras, que sean fiel reflejo de la identidad chilena.

smarttravel.news

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