Ocho imperdibles de Mendoza, el paraíso del vino argentino

Gastronomía, roadtrip vitivinícola y una provincia completísima a nivel turístico: Mendoza es el viaje perfecto para disfrutar de una de las coordenadas más atrapantes de la Argentina. En esta nota, todo para saber qué hacer en la capital y sus alrededores.


La oferta turística de la séptima provincia más extensa de la Argentina atrae a miles de viajeros por año. Mendoza se postula como un destino que combina naturaleza montañosa con turismo aventura, rutas gastronómicas y momentos de relax. Su principal atracción, el enoturismo, la sitúa en el mapa mundial de las mejores ciudades para esta actividad, así que motivos para probar sus cosechas sobran. Además, sus ríos son ideales para la aventura y el majestuoso Aconcagua, con casi 7 mil metros de altura, habilita uno de los caminos de trekking más increíbles del mundo.

Ruta del vino 

Lo más clásico y el mayor imperdible. Mendoza está entre las 10 grandes capitales del vino según Great Wine Capitals y es la gran protagonista dentro del país, produciendo el 78% de toda la Argentina. Las rutas se expanden por cuatro zonas: el norte, el este, el Valle del Uco y la parte sur.

Son muchas las bodegas abiertas al público, en un recorrido que tiene un único objetivo: degustar los mejores vinos de la Argentina maridados con gastronomía gourmet donde se fusionan técnicas de la alta cocina con recetas típicas de platos regionales. El tour se puede hacer de la mano de agencias de turismo con guías que explican en detalle el proceso de elaboración, sus variedades, los cuidados de la vid y la cosecha. ¡Hay que probar el Malbec, la cepa insignia de Mendoza!

Top 3 de bodegas premiadas 

La organización The World’s Best Vineyards incluyó en su último ranking anual del 2020 a varias referentes argentinas:

Zuccardi Valle de Uco: vinos de altura de primera calidad que la posicionan como la mejor bodega del mundo, premiada dos años consecutivos (2019 y 2020).

Catena Zapata: ocupa el puesto número 11 de la lista.

Bodegas Salentein: pionera en el Valle de Uco, gana su lugar en el puesto 23 del ranking.

San Rafael 

La segunda ciudad más importante de la provincia hace los honores de albergar uno de los accidentes geográficos más interesantes de Sudamérica: el Cañón del Atuel. Además, el recorrido por la ciudad es una actividad en sí misma, con imperdibles como la Catedral, la Plaza San Martín, el Laberinto de Borges – en honor al famoso escritor argentino – y el Museo Ferroviario. Por fuera del circuito interno, la bucket list incluye:

A. Cañón del Atuel

A 38 km de distancia, esta maravilla geológica es, además de uno de los mejores lugares para hacer rafting en el país, un espectáculo color naranja digno de ser fotografiado. Hace millones de años, la erosión fluvial y del viento empezaron a hacer su magia sobre las rocas, dando espacio a formaciones increíbles. Pueden hacerse paseos en catamarán, recorrer la zona con auto y disfrutar de la amplia variedad de turismo aventura que ofrece.

B. Dunas del Nihuil 

¿Un desierto de arena en plena Mendoza? La respuesta es sí. A 80 km de San Rafael se despliega un escenario teñido de naranjas y marrones, con dunas que alcanzan los 200 metros de altura. La recomendación es ir con guía porque su territorio es súper extenso (¡más de 30.000 hectáreas!).

C. Salinas del Diamante 

Un espectáculo para los ojos. A menos de una hora desde San Rafael se accede a un área protegida de la provincia bañada de blanco. Una antigua laguna de agua de mar se evaporó, creando este suelo único. En la zona también se puede conocer el Museo de la Sal, donde se venden sales comestibles y para el baño.

D. Cascadas del Atuel 

Una coordenada que pocos conocen pero que vale mucho la pena. En la localidad de El Sosneado, a una hora y media, se encuentran estas caídas de agua que surgen de la naciente del río Atuel. El paisaje acompaña e incluso hay avistaje de animales típicos de la región: cóndores, guanacos y pumas.

Termas de Cacheuta 

Uno de los complejos termales más importantes del país tiene lugar a orillas del Río Mendoza. El agua de las termas proviene de deshielos y va absorbiendo minerales en el camino, dando como resultado piletas a distintas temperaturas, perfectas para un día de relajación entre montañas. Además, también se puede acceder a un restaurante con clásicos argentinos y, para los más aventureros, un parque para hacer rappel, trekking, tirolesa y rafting.

Potrerillos 

Esta villa turística a 70km de la capital abre sus puertas para descubrir un valle rodeado de montañas y naturaleza. ¿La impronta personal? El turismo aventura. Su lago artificial – resultado de la construcción de la represa sobre el río Mendoza – es perfecto para actividades como kayak, windsurf, paseos en velero y senderismo bordeando el espejo de agua. Para los amantes del rafting, el río Mendoza ofrece los mejores rápidos. Además de adrenalina, Potrerillos cuenta con buena gastronomía, espacios para relajarse y oferta hotelera.

Puente del Inca 

Otro ícono de Mendoza: un puente de piedra natural a los pies de unas antiguas aguas termales, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El nombre proviene de las comunidades incas, que lo utilizaban para cruzar el río de las Cuevas. ¿Cómo se formó? Por la acción de aguas minerales y sedimentos que fueron otorgándole su paleta de colores tan fotografiable: naranjas, amarillos y ocres. Un imperdible para los fanáticos de la cámara y para cualquier viajero que esté de paso por la provincia.

Parque Provincial Aconcagua 

La estrella para aficionados del deporte de altura. Con una altitud de 6962 metros, el imponente Aconcagua es el pico montañoso más alto del mundo, después del sistema de los Himalayas. Este parque protege el sector de la cordillera de los Andes y preserva glaciares de la zona en un escenario natural imponente. Ofrece distintos caminos de senderismo y trekking, y también excursiones de día para disfrutar del lugar.

Las Leñas 

Uno de los centros de esquí más conocidos de la Argentina. 29 pistas para todos los niveles, hoteles y gastronomía conviven con uno de los deportes favoritos de los argentinos durante el invierno y la temporada de nieve. Si la visita es durante el verano argentino, el circuito en bicicleta es infalible y las cabalgatas terminan de coronar las vistas desde arriba.

Mendoza capital 

La capital mendocina concentra calles repletas de historia, gastronomía y mucho verde. Además, vistas a la ciudad desde las alturas y monumentos nacionales:

A. Cerro de la Gloria 

¿Dónde ver las mejores panorámicas? La respuesta es en el Cerro de la Gloria, un espacio al que se puede acceder en auto, caminando o en bicicleta. La recompensa son las vistas y, además, conocer el Monumento Nacional al Ejército de los Andes, realizado en honor al centenario de la Independencia de la Argentina.

B. Parque San Martín 

El pulmón verde con lago artificial, calles internas, esculturas, un anfiteatro – sede de la famosa Fiesta Nacional de la Vendimia, en marzo – y hasta un estadio de fútbol icónico en la Argentina por haber sido construido para el mundial de 1978, en donde el país latino se coronó campeón.

C. Polos gastronómicos 

El corazón de la ciudad siempre tiene que involucrar gastronomía. La peatonal Sarmiento incluye tres cuadras repletas de locales comerciales y restaurantes para disfrutar de la noche mendocina al aire libre. Por otro lado, la Avenida Arístides es el punto de encuentro nocturno indiscutible: bares, restaurantes y cervecerías despiertan la noche mendocina.

D. Parque Cívico 

Un punto histórico con un memorial subterráneo de acceso gratuito para ver los restos de la bandera original del ejército libertador y sus vestimentas. En los alrededores del Parque se pueden ver el Palacio de Justicia y la Casa de Gobierno.

¿Cómo llegar? 

Hay vuelos directos desde Buenos Aires que duran 2 horas aproximadamente. Una vez aterrizados, la mejor opción es alquilar un auto para poder recorrer la provincia.

¿Cuándo ir? 

Cada estación tiene su encanto. Para ver nieve y disfrutar de la temporada, los meses clave son de junio a septiembre. Si la idea es hacer enoturismo, hay dos opciones: primavera (septiembre – diciembre) y la época de la vendimia (entre febrero y abril) para aprovechar una de las fiestas nacionales más famosas: la Fiesta de la Vendimia – catalogada por National Geographic como la segunda fiesta de la cosecha más importante del mundo. ¿Cuánto tiempo? 

Un mínimo de una semana. Pero, si se suma la ruta de vino completa y lugares alternativos, ¡se calculan de 10 a 15 días!

caribbeannewsdigital.com

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