La cueva del esplendor, un lugar naturalmente mágico

A pesar de ser poco conocida dentro del ámbito turístico nacional, la Cueva del Esplendor es un maravilloso lugar ubicado en el municipio de Jardín, Antioquia, una estrella luminosa de la que los sentidos no se pueden privar.


No existen dudas de que Antioquia es un territorio pujante pero especialmente bello, está dotado con toda la hermosura que la naturaleza puede proveer y que con el tiempo se consolida como un destino de visita de primer orden.

Son tantos los ejemplos para ilustrar sobre qué visitar en este departamento que muchas veces es difícil saber por dónde comenzar, entonces arriesguémonos e iniciemos por un paraje realmente inspirador, la Cueva del Esplendor, un lugar que reúne todo el entusiasmo natural y que motiva a su permanente contemplación.

El municipio de Jardín, ubicado a 134 kilómetros de la ciudad de Medellín, no pudo ser llamado de otra manera porque las flores engalanan el paisaje y el espíritu de una población que día a día agradece al cielo el haberles dado como lugar de nacimiento este paraíso. Sus casonas de arquitectura tradicional antioqueña, llenas de vivos colores, hacen que la existencia se mueva inquieta y plácida a la vez entre los diversos matices de la alegría.

Jardín ha sido considerado como uno de los pueblos más bellos de Colombia y al estar allí se experimenta la sensación de no haber estado en uno igual, sus calles empedradas y sus gentes amables que contemplan la vida con la calma servida en una taza de tinto nunca hacen sentir al visitante como un forastero y renuevan la fe en que el mundo puedo ser un lugar lleno de cordialidad.

La geografía de Jardín es un ejemplo más de la antioqueñidad, un sentimiento altivo entre las verdes montañas que recogen el bravío temple de arrieros que abrieron progreso a lomo de mula apoyados por los secretos naturales que esta misma zona les regaló con su riqueza.

Jardín mantenía escondida una joya natural, la Cueva del Esplendor, y como en esta población las cosas se llaman por su nombre, esta gruta sale a luz del mundo gracias al brillo de su majestuosidad.

Para llegar a este punto resplandeciente es necesario trasladarse en un vehículo durante 40 minutos acompañados de guías locales expertos, al llegar la bienvenida empapa el alma porque es un territorio bendecido con lluvia permanente, un bosque hermoso y espeso que atrás dejó los cafetales alimenta el espíritu y conecta los sentidos con una madre tierra que benigna da un abrazo haciéndonos comprender que somos sus hijos y que a pesar de que no nos comportamos bien con ella, quiere inundarnos con su perdón.

Un fuerte ruido de caída de agua asegura que se ha llegado, es un espectáculo sensorial porque la paz es total, ni el ruido del preciado y cristalino líquido vital rompe la tranquilidad, y al adentrarse en la cueva se logra divisar una cascada que parece ser sacada de un cuento mágico; es un ejemplo claro de que Dios existe.

Allí, en medio de una semi oscuridad, los rayos de luz atraviesan la boca de una gigantesca roca y le otorgan un aspecto difícil de olvidar, se graba en la mente, pero especialmente renueva el aliento e invita a deshacerse de las ropas y darse un chapuzón en unas aguas mansas que no solo limpian la piel, sino que purifican la mente y el cuerpo.

Visitar la Cueva del Esplendor es una acción que no debe pensarse tanto, es un viaje fascinante que confirma que la belleza natural y humana de Colombia no es un mito, es una realidad espléndida.

colombia.com

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