En Nápoles, Bilbao, Viena, Berlín y Burdeos se despliegan mercadillos que venden desde candelabros y tocadiscos a zapatos de los años ‘60
En estos tiempos que las 3R (reutilizar, reciclar y reducir) están más de moda que nunca, recorremos cinco ciudades europeas donde los mercadillos de pulgas y las tiendas de artículos retro son un imán para los amantes de lo vintage y los cazadores de oportunidades.
Bilbao, Nápoles, Burdeos, Viena y Berlín son las ciudades elegidas en una selección de The Guardian, que nos permiten descubrir qué se puede encontrar de interesante en sus escaparates y puestos montados en parques.
Bilbao
Hasta hace unos años solo los estudiantes y los aficionados a la búsqueda de antigüedades recorrían los mercadillos bilbaínos. Pero últimamente se ha puesto de moda, y barrios como San Francisco, en la ciudad vieja, capitalizan este interés.
El más importante es el Rastro 2 de Mayo, que se organiza el primer sábado de cada mes en la calle que homenajea al levantamiento de Madrid, donde se pueden encontrar desde vinilos a chaquetas setenteras, pasando por cuadros de estética dudosa y muebles de los años ’50.
Los domingos se forman dos polos comerciales en el distrito industrial de Zorrotzaure. Uno es Open your gabarra, que siempre se organizó en la antigua fábrica de las galletas Artiach, pero como el edificio está en obras se ha trasladado momentáneamente al edificio Papelera, en el mismo barrio.
No muy lejos está Zawp Bilbao, recomendado para los buscadores de ropa de segunda mano, con puestos que venden recomendada comida vegetariana.
Allí, cada último domingo de mes, en la feria MuMe venden desde instrumentos musicales a vinilos que se creían olvidados.
Berlín
Desde la posguerra en Berlín se instauró una cultura del intercambio y el mercado de segunda mano muy dinámico.
El mercadillo de Mauerpark es uno de los más animados, donde los puestos ubicados cerca del río Spree venden desde antigüedades hasta libros usados y de ediciones agotadas, mientras suenan ritmos musicales de todas partes del mundo.
Los buscadores de recuerdos de la República Democrática de Alemania pueden visitar las tiendas del Boxhagener Platz, donde hay vendedores de arte y antigüedades, que se organizan cada fin de semana.
En el de Ostbanhof se concentran los vendedores de muebles, discos, libros, postales y monedas antiguas, mientras que el mercado más grande de todos, el de la calle 7 de Junio se especializa en obras artísticas y música.
No es de los más baratos y los vendedores mirarán con rareza si a alguien se le ocurre regatear, pero la experiencia del paseo vale la pena.
Nápoles
Herculano, en las afueras de Nápoles, es conocida por las ruinas romanas que quedaron sepultadas por el Vesubio. Sí, como Pompeya. Pero la ciudad también atrae a los buscadores de oportunidades y prendas de segunda mano en el Mercado de Resina, sobre la Via Pugliano.
Los orígenes se remontan al fin de la Segunda Guerra, cuando los ex soldados de EEUU enviaban ropa usada en agradecimiento al empobrecido sur italiano, pero ni bien se descargaban los fardos enseguida los artículos desaparecían en el mercado negro.
En la ciudad de Nápoles los locales más conocidos para oportunidades de artículos retro son Per Voi Giovani, en la Vía Carbonara; Pop 21, I Love Vintage y Caravan en la Vía Mezzocannone.
En esta ciudad el mercado más famoso es el de Caramanico en Poggioreale, donde su fama puede agobiar un poco por las visitas, por lo que se recomienda llegar temprano.
Este sólo abre los fines de semana, mientras que los domingos por la mañana se podrán ver la variedad de artículos que se despliegan en el hipódromo de Agnano, desde artesanías a prendas de segunda mano, pasando por vinilos, instrumentos y viejos objetos decorativos.
Pero uno de los más extraños es el Car Boot, en el que la gente usa los maleteros de sus coches para exhibir artículos de segunda mano en venta.
Burdeos
Alrededor de la Plaza Saint-Michel se concentra el mercadillo más importante de Burdeos, donde hay que tener buen ojo porque con paciencia se pueden encontrar artículos interesantes.
Otro es el de los muelles de Chartrons, donde además de la venta de artículos con varias décadas de vida se pueden encontrar puestos de excelentes productos gastronómicos, desde quesos y embutidos a ostras y, por supuesto, los famosos vinos de Saint-Emilion y otras regiones vecinas.
Los apasionados por los artículos suntuarios deberían pasar por el mercado cerrado de Village Notre Dame, donde una serie de comercios venden joyas antiguas, espejos, cerámicas y pinturas.
No es para los que buscan ahorrar dinero, sino para los que entienden del tema y están dispuestos a pagar lo que vale algo clásico.
Viena
El punto de partida para bucear entre objetos añejos en Viena es en el Naschmarkt, que desde el siglo XVIII era un mercado de alimentos pero que a partir de los años 70 tiene 400 puestos que venden prendas de vestir, muebles, arte, libros, cámaras y vajilla.
Hay comercios como Flo Vintage que son buscados por las productoras de series y películas para conseguir objetos decorativos o ropa pasada de moda; con una propuesta similar a la de Burggasse 24, especializado en ropa anterior a los años 80.
Los amantes del arte pueden explorar las oportunidades en el mercado de Am Hof, donde hay desde óleos a piezas de cerámica.
En tanto el de Zeitreise, que se organiza cada segundo y cuarto domingo de mes, se especializa en antigüedades, ya sean herrajes, muebles, postales, libros, grabados y discos.
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