Las cajas de cristal a 410 m de altura de la Willis Tower, en Chicago, reabren al público tras una amplia renovación
El Gran Incendio de Chicago de 1871 devoró la vida de unas 300 personas, destruyó alrededor de 9 km2 de edificios e infraestructuras y dejó a más de 100.000 personas sin hogar.
A partir de entonces, Chicago renació de aquellas cenizas con una fuerza de sobra conocida, hasta convertirse hoy en día en una de las ciudades más pujantes desde el punto de vista económico y más interesantes por su arquitectura.
En aquellos primeros años después del incendio se construyeron tres edificios que son tres obras maestras: el Rookery (1888, Frank Lloyd Wright), el Auditorio (1889, Louis Sullivan) y el Monadnock (1893, Burnham & Root, Holabird & Roche).
Pero en la memoria visual de todos está el Chicago más moderno de las últimas décadas, lleno de torres, edificios de negocios y miradores de esos que suelen calificarse como ‘de vértigo’. Entre otras referencias se destaca la Willis Tower, construida en 1973, de 110 pisos, con una altura de 440 metros (527 si se tienen en cuenta las antenas). Durante 25 años fue el edificio más alto del mundo. En ese símbolo de la ciudad se inauguró en 2009 un mirador de balcones acristalados (The Ledge at the Skydeck) ubicado en la planta 103, la plataforma de observación situada a más altura de Estados Unidos (a 412 metros).
A partir de 2017, ese mirador comenzó una extensa renovación realizada por Skidmore, Owings & Merrill (SOM) –la misma empresa que se encargó de la construcción del rascacielos– que acaba de ser finalizada y reabierta al público.
Al entrar, los visitantes pasan por una exposición interactiva que explora cómo la arquitectura ha dado forma a la historia y la identidad de Chicago, con modelos de bronce de los edificios más influyentes de la ciudad. Luego, llega un viaje en ascensor hasta el piso 103, hacia la plataforma de observación transformada. Los cambios en el interior, la nueva iluminación y las mejoras en la tecnología de la construcción permiten vistas muy ampliadas de la ciudad, mientras que las nuevas pantallas interactivas animan a los visitantes a aprender más sobre la arquitectura histórica de Chicago.
«Al crear el nuevo Skydeck, queríamos honrar la claridad estructural y la simplicidad del enfoque de diseño original de la torre», explica Scott Duncan, socio de diseño de SOM. «Queríamos crear un telón de fondo tranquilo para que la gente se sumergiera por completo en el horizonte de la ciudad y permitiera que la vista hablara por sí misma».