“Confinados hasta Semana Santa”. Es el crudo augurio de la canciller alemana, Angela Merkel, quien ha advertido a sus compatriotas de que el confinamiento podría durar ocho o diez semanas más debido al alarmante incremento en el número de contagios de COVID-19.
Ya son cerca de dos millones desde el inicio de la pandemia. El martes se registraron 891 fallecidos más, elevando el total a 41.577, y se ha detectado el primer caso de la mutación súper contagiosa del virus que surgió en Sudáfrica.
También preocupa la situación en Portugal, que ha sumado 155 fallecimientos más por COVID-19, un récord diario con el que ha superado la barrera de las 8.000 muertes desde el inicio de la pandemia. Este jueves comienza en confinamiento estricto con una duración inicial de un mes.
Mientras la tercera ola de la pandemia continúa propagándose por todo el continente, la Unión Europea intensifica sus programas de vacunación con el preparado de la farmacéutica Moderna, que ya se ha empezado a distribuir entre los socios comunitarios.
La Comisión Europea ha firmado contratos con seis laboratorios y está en conversaciones con otros dos más sobre la base de una política común de adquisición de vacunas que el Ministro francés de Asuntos Europeos ha defendido:
La farmacéutica AstraZeneca ha solicitado a la Agencia Europea de Medicamentos (EMA por sus siglas en inglés) la aprobación de su vacuna contra el coronavirus, que es menos sofisticada que la de Pfizer y Moderna, tiene una eficacia ligeramente inferior, pero es mucho más barata y se conserva en un frigorífico normal.
