Por qué son peligrosas las lluvias después de un incendio

Las alteraciones que experimenta un terreno cuando un incendio ha tenido lugar sobre él pueden conducir a efectos catastróficos si poco después llueve y se dan algunas otras condiciones. Así se ha comprobado en una investigación cuyos resultados se han hecho públicos recientemente.


Cuando el fuego se mueve a través de una cuenca hidrográfica, altera el suelo de un modo que luego dificulta mucho que el agua se filtre hacia dentro. Si llueve, el agua no puede filtrarse como antes y forma un caudal que circula sobre el terreno arrastrando consigo partículas sueltas del suelo. Estos flujos de “escombros” pueden desencadenar rápidos deslizamientos de tierra desde zonas elevadas del terreno, por ejemplo, desde un punto alto en una colina con una fuerte pendiente, y se aceleran a medida que se mueven cuesta abajo, aumentando así su fuerza para arrastrar más escombros. Incluso una modesta lluvia después de un incendio puede causar un grave deslizamiento de tierra si el terreno es propenso a ello.

Cuando el fenómeno se desencadena, el agua no se comporta como agua sino más bien como cemento húmedo. Es capaz de arrastrar objetos tan pesados como rocas que pueden destruir infraestructuras, herir personas o incluso matarlas.

El equipo integrado, entre otros, por James Guilinger y Andrew Gray, de la Universidad de California en Riverside (Estados Unidos), se propuso averiguar los detalles de cómo los múltiples ciclos de tormentas afectan a una zona que ha sido quemada por un incendio forestal, ya que el sur de California tiende a recibir gran parte de su lluvia en la misma temporada.

El equipo inspeccionó la “cicatriz” de la quemadura dejada por un incendio en una zona de unos 23.000 acres (unas 9.000 hectáreas) cerca del lago Elsinore, con el propósito de observar todas las huellas del fenómeno descrito capaces de aportar datos reveladores sobre el proceso.

“Solo recientemente la tecnología ha avanzado hasta el punto de que podemos monitorizar directamente la erosión del suelo a escalas extremadamente pequeñas”, explica Gray. El laboratorio de Gray dedica buena parte de su actividad a investigar cómo los incendios forestales afectan al desplazamiento del agua y de los sedimentos a través de los terrenos quemados.

Incluso disponiendo de tecnología sofisticada, los datos del estudio no fueron fáciles de obtener. A fin de poder trabajar con su escáner láser terrestre, que utiliza ondas visibles e infrarrojas para cartografiar las superficies con una precisión milimétrica, los científicos tuvieron que ascender por laderas muy empinadas. También desplegaron drones.

Lo que encontraron es que la mayor parte del suelo en los canales del fondo de los valles entre las laderas de las colinas se erosionó durante las primeras lluvias, aunque estas fueron relativamente modestas.

Los canales se llenan de material durante los años transcurridos entre los incendios, y como consecuencia directa del fuego, y la lluvia causa entonces una rápida erosión que da lugar a los flujos de escombros.

Esto demuestra que las primeras lluvias que caen en una zona después de un incendio son las más críticas. Difícilmente puede evitarse el riesgo en origen, de modo que lo que recomiendan los autores del estudio es que la gente que viva en las zonas situadas cuesta abajo del terreno quemado esté concienciada del peligro, y que las autoridades se valgan de herramientas de modelización del peligro como ayuda para crear un plan destinado a bloquear la marcha del deslizamiento de escombros si este se produce.

elmundoalinstante.com

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