Redescubren al jambato de Mindo, especie de sapo que se creía extinto en Ecuador

Un equipo de científicos, entre ellos Melissa Costales, bióloga ecuatoriana conservacionista, redescubrió al Atelopus mindoensis, comúnmente conocido como el jambato de Mindo. Esta especie de sapo no se la veía en Ecuador hace 30 años.


El redescubrimiento se realizó en Mindo, Pichincha, al norte de Ecuador, en agosto de 2019. La mayoría creía que la especie se había extinguido, víctima de una enfermedad llamada quitridiomicosis (provocada por el hongo Batrachochytrium dendrobatidis) .

En las últimas tres décadas, la quitridiomicosis ha devastado las poblaciones de anfibios en todo el mundo. La enfermedad interrumpe la capacidad de los animales de absorber oxígeno y agua a través de su piel y ha afectado a las especies dentro del género Atelopus con más fuerza que la mayoría.

Este es el cuarto sapo arlequín en ser redescubierto en Ecuador: A. bomolochos en 2015, A. ignescens en 2016, A. longirostris en 2017 y ahora Atelopus mindoensis en 2019.

Ecuador tiene 25 especies de Atelopus, todas ellas se clasifican actualmente como amenazadas según la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, y A. mindoensis está clasificado en peligro crítico. Además, más de la mitad de las especies no se han visto desde la década de 1980.

Entre todos los sapos arlequines extintos (del género Atelopus) en Ecuador, el jambato de Mindo fue el que tenía menos probabilidades de ser redescubierto, dice Costales ya que debido a que los bosques nubosos en donde habita son los más documentados en el país, visitado diariamente por turistas de todo el mundo que podrían perturbar fácilmente su ecosistema y nadie lo había visto.

“Los Atelopus son especies muy susceptibles, la mayoría de ellos están en peligro; por lo tanto, tener una población identificada 30 años después significa que han logrado adaptarse a pesar de muchos factores negativos como el aumento del calentamiento global, la contaminación, la expansión de los asentamientos humanos, la minería, la ganadería y la tala de bosques… han logrado sobrevivir a esta carrera contra la extinción y especialmente al hongo”, añade Costales.

Como muchos de sus parientes, el jambato de Mindo es sorprendente. Es de color marrón con manchas verdes, vientre rojizo con manchas blancas o amarillas, cuerpo alargado y extremidades cortas, según el sitio especializado en anfibios Bioweb.

En una segunda expedición se recolectó otro individuo. Los primeros dos especímenes fueron llevados al Centro Jambatu en Quito para detectar la presencia del hongo Batrachochytrium dendrobatidis, pero no hubo signos de infección.

Durante otras expediciones para establecer parámetros de población, José Vieira, de Tropical Herping, encontró 5 individuos más, lo que indica que la población se está reproduciendo. La ubicación de la zona específica donde se encontró al anfibio queda en reserva.

Junto con el Museo de Zoología de la Universidad San Francisco de Quito, Costales lidera un programa de monitoreo para asegurar la conservación de esta especie. Además, se busca financiamiento para concretar el proyecto.

“Aunque los sapos recién encontrados no estén infectados con el hongo quítrido, su supervivencia no está garantizada. Cada redescubrimiento nos brinda una segunda oportunidad para desarrollar mejores estrategias de conservación y, en el caso de A. mindoensis, para crearlas ya que nunca existieron”, indica Costales.

La experta espera que en julio próximo empiece el programa. El redescubrimiento se publicó en el journal Herpetology Notes y en la revista National Geographic.

eluniverso.com

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