La NASA calienta los motores de su avión supersónico…y silencioso

La NASA avanza en el proyecto de su avión supersónico X59, no tan rápido como el Concorde, pero que no producirá la molesta explosión sonora


Que haya un avión supersónico y silencioso parece una paradoja. Pero la NASA está decidida a demostrar que puede ser una realidad. El organismo aeroespacial estadounidense anunció que obtuvo la autorización para ensamblar e integrar los sistemas del que será su primer avión fabricado en tres décadas, el X-59.

En realidad el proyecto se llama X-59 QueSST, acrónimo de Transporte Supersónico Silencioso. El objetivo es que la nave termine su etapa de construcción técnica el año que viene y que en el 2021 pueda comenzar con los vuelos de prueba.

¿Se escucha o no se escucha?

Para ese entonces, la hoja de ruta establece que el X-59 volará por un grupo de poblaciones elegidas de los Estados Unidos, para comprobar si realmente se escucha o no la explosión sónica que se produce cuando una aeronave rompe la barrera del sonido.

El objetivo es que este avión pueda alcanzar una velocidad de 1,42 Mach, lo que equivale a 1.739 km/h; menos que los 2.180 km/h que podía alcanzar el Concorde, modelo que voló hasta el 2003.

Precisamente este fuerte impacto ha sido uno de los motivos que ha condenado a ese avión supersónico impulsado por Air France y British Airways.

Además de sus altos costos y la incomodidad de los pasajeros, había muchas quejas de las poblaciones que atravesaba por la contaminación sonora de su paso.

La NASA asegura que el X-59 tiene un diseño y unos motores que evitarán este incordio. El organismo desafía a que la gente en tierra no escuchará nada más que un ruido sordo y sutil, “si es que escuchan algo”, informa Europa Press.

Para lograr reducir el sonido, los ingenieros analizan el diseño aerodinámico,  de la aeronave, donde es clave la configuración de sus bordes para resistir a las inevitables ondas de presión que crea.

Nuevas regulaciones para vuelos supersónicos

La recopilación de los datos de los vuelos de prueba y de los controles sonoros en tierra serán evaluados por la FAA (Administración Federal de Aviación de EEUU), que podrán diseñar regulaciones sobre el uso de aviones supersónicos bajo estos parámetros.

En la construcción del X-59 participa el fabricante Lockheed Martin, que firmó un contrato de 220 millones de euros.

A grandes rasgos, la producción se divide en tres áreas: el fuselaje principal, el conjunto alar y el empenaje del avión, que comprende la estructura de la cola del avión.

El ensamblaje final y la integración de los sistemas del avión, incluido un innovador sistema de visibilidad externa de la cabina, está previsto para finales de 2020.

Los pasajeros tendrán que esperar

En rigor, la nave que realizará las pruebas no es apta para pasajeros, pero si la NASA y Lockheed Martin logran dar con el diseño perfecto, se trasladará a aviones de pasajeros.

Más allá de la proeza tecnológica que podrían lograr, para que el X-59 sea una realidad alguna compañía aeronáutica debería sacar la calculadora y saber si realmente es buen negocio; porque los pasajes en el Concorde costaban 6.000 euros hace más de dos décadas, un precio alto por viajar rápido, sí, pero incómodo.

cerodosbe.com

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