Hace 160.000 años los denisovanos ya vivían en el Tíbet

El hallazgo de una mandíbula en la meseta tibetana demuestra que estos parientes de los neandertales se extendieron por amplias regiones del mundo 

Hasta el momento, los únicos restos fósiles que teníamos de los denisovanos, una antigua especie estrechamente relacionada con los neandertales, se limitaban a una pequeña colección de fragmentos hallados en la cueva de Denisova, en Siberia. Pero ahora, un equipo de investigadores dirigido por Fahu Chen, del Instituto de Investigación de la Meseta Tibetana, Dongjiu Zhang, de la Universidad de Lanzhou, y Jean Jacques Hublin, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, acaban de publicar en Nature la descripción de una mandíbula de 160.000 años de antigüedad, perteneciente a esa misma especie y hallada en Xiahe, en China.

Gracias al análisis de sus antiguas proteínas, los investigadores pudieron comprobar que el dueño de la mandíbula perteneció a una población que estaba estrechamente vinculada a los denisovanos de Siberia. Dicha población ocupó la meseta tibetana en el Pleistoceno medio y se adaptó a su ambiente, escaso en oxígeno, mucho antes de que Homo sapiens, nuestra especie, llegara a la región.

Los denisovanos, un grupo hermano de los neandertales, fueron descubiertos en 2010, cuando un equipo de científicos dirigido por Svante Pääbo, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva logró secuenciar el genoma de un hueso hallado en la cueva de Denisova, en Rusia, y demostró que pertenecía a un grupo de homininos que era genéticamente distinto de los neandertales.

«Las huellas del ADN de los denisovanos -explica Jean Jacques Hublin- se encuentran en las poblaciones actuales de Asia, Australia y Melanesia, lo que sugiere que estos antiguos homininos se expandieron y ocuparon amplias regiones. Sin embargo, hasta ahora, los únicos fósiles que les representaban solo se habían identificado en la cueva Denisova».

La cueva de Karst Baishiya

En su nuevo estudio, los investigadores describen una mandíbula inferior hallada en la meseta tibetana, en la cueva de Karst Baishiya en Xiahe, China. El fósil fue descubierto originalmente en 1980 por un monje local que lo donó al 6º Buda Viviente, Gung-Thang, quien a su vez lo cedió a la Universidad de Lanzhou. Desde 2010, Fahu Chen y Dongju Zhang, de la Universidad de Lanzhou, han estado estudiando la zona del descubrimiento y el lugar de la cueva donde se encontró la mandíbula. Y en 2016 empezaron a colaborar con el Departamento de Evolución Humana del Instituto Max Planck con cyos expertos, desde entonces, han compartido el análisis del fósil.

Si bien los científicos no pudieron encontrar rastros de ADN preservados en la mandíbula, sí que lograron extraer proteínas de uno de los molares, que luego analizaron detalladamente. «Las proteínas antiguas de la mandíbula -afirma Frido Welker, otro de los miembros del equipo- están altamente degradadas y son, por lo tanto, claramente distinguibles de las proteínas modernas que podrían contaminar una muestra. Nuestro análisis de proteínas indica que la mandíbula de Xiahe pertenecía a una población de homininos que estaba estrechamente relacionada con los denisovanos de la cueva Denisova».

Una mandíbula muy bien conservada

La mandíbula está sorprendentemente bien conservada. Su robusta forma primitiva y los grandes molares aún unidos a ella sugieren que perteneció a un hominino del Pleistoceno Medio que compartía rasgos anatómicos tanto con neandertales como con los individuos de la Cueva Denisova. La datación de la mandíbula arrojó una antigüedad de por lo menos 160.000 años. Chuan-Chou Shen, del Departamento de Geociencias de la Universidad Nacional de Taiwán, que realizó la datación, asegura que «esta edad mínima es igual a la de los especímenes más antiguos de la Cueva Denisova».

«La mandíbula de Xiahe -dice por su parte Fahu Chen- probablemente representa el primer fósil de homininos en la meseta tibetana». Esos individuos ya se habían adaptado a vivir en ambientes a gran altitud y bajo nivel de oxígeno mucho antes de que Homo sapiens llegara a la región. Estudios genéticos anteriores ya habían encontrado que las poblaciones actuales del Himalaya tienen el alelo EPAS1 en su genoma, una herencia directa de los denisovanos que les ayuda a adaptarse a ese duro entorno.

Según Hublin, las similitudes con otros especímenes chinos confirman la presencia de denisovanos en el registro fósil asiático actual. «Nuestros análisis -asegura- allanan el camino hacia una mejor comprensión de la historia evolutiva de los homíninos del Pleistoceno medio en el este de Asia».

Fuente: elmundoalinstante.com

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