Los malos comportamientos de los pasajeros a bordo de un avión siempre ha sido un asunto a tener en cuenta por las aerolíneas. Esta problemática se ha puesto especialmente de manifiesto desde el inicio de la pandemia, con un fuerte crecimiento de los clientes indisciplinados que amenazan la seguridad del resto de pasajeros y tripulación.
El principal motivo venía siendo el uso obligatorio de la mascarilla. Según un informe de IATA, una gran aerolínea miembro informó más de 1.000 incidentes en una semana después de la introducción de este requisito. Otra calculó un aumento del 55% en el número de altercados en función del número de pasajeros transportados.
La situación ha sido especialmente sensible en Estados Unidos. La Administración Federal de Aviación (FAA) norteamericana notificó más de 1.150 incidentes entre enero y abril de este mismo año, de los cuales un 65% tuvo que ver que el uso de mascarilla a bordo. De estos, 345 han sido investigados, frente a un promedio anual de 142 durante la década anterior.
Cabe destacar que la mayoría de estos problemas se enmarcan en el calificado como Nivel 1, habiendo aún tres niveles más graves por encima. Además, tras el fin de las mascarillas a bordo en algunos países, la situación se ha apaciguado notablemente.
Sin embargo, para seguir frenando este asunto, IATA pide mano dura a los gobiernos, imponiendo fuertes sanciones a aquellos que no cumplan la normativa. “No se pueden tolerar las acciones que afectan la seguridad y la comodidad de otros pasajeros y la tripulación. Aquellos que se vuelven rebeldes y perturbadores deben saber que sus acciones tienen graves consecuencias”.
