Estos búnkeres de la II Guerra Mundial son ahora alojamientos turísticos

Una asociación sin ánimo de lucro empieza a recuperar como alojamiento miles de búnkeres utilizados por los soldados alemanes entre las dunas de la costa de Países Bajos


La mayoría de estos búnkeres se construyeron durante la Segunda Guerra Mundial como parte del Muro Atlántico alemán: una línea de defensa de 5.000 km de largo que recorre la costa de Europa occidental, destinada a defenderse de una invasión aliada. Fue una de las infraestructuras más grandes del pasado siglo en este continente.

En estos búnkeres, junto a las dunas, vivieron los soldados alemanes, a la espera de la ofensiva aliada. Desde entonces han servido para muchas otras cosas. La mayoría asocia el término búnker con el hormigón, espacios pequeños y oscuridad. En las dunas holandesas, en cambio, muchos están hechos de ladrillos, tienen techos altos y ventanas con luz natural. Y durante la guerra sirvieron como baños, cantinas e incluso teatros.

Tras la liberación, allí volvieron muchos vecinos de las localidades cercanas. Excavaron y ampliaron las construcciones, las pintaron de blanco, las bautizaron y, al cabo, sirvieron como casa principal o de vacaciones. Desde final de agosto de este año, algunos búnkeres de la zona de Hoek van Holland –una localidad del centro de la costa occidental de los Países Bajos– se convertirán en alojamientos sostenibles con vistas a las dunas.

La asociación sin ánimo de lucro Cocondo ha puesto en marcha un programa de reconstrucción y mantenimiento para ofrecer a estas antiguas estructuras herméticas y oscuras una segunda vida. A lo largo de esta costa hay miles de búnkeres semiocultos entre las dunas, y el objetivo de Cocondo es «preservar el patrimonio cultural e histórico para mantener las historias detrás de estas antiguas construcciones y para ayudar a proteger la naturaleza circundante».

Antes de la pandemia, esta asociación había alertado de la creciente presión urbanística en las dunas. Con la recuperación de los viejos búnkeres, muchos de ellos deteriorados por el vandalismo, creen que podrán proteger ese paisaje. A partir de colaboraciones con diseñadores y artistas, los búnkeres de la duna de Hoek van Holland se convertirán en alojamientos únicos y ecológicos.

Para su transformación se utilizan materiales naturales provenientes del entorno, siempre que sea posible. Según Cocondo, «todos los beneficios obtenidos del alojamiento se invertirán en la preservación y el desarrollo de la naturaleza y el patrimonio».

elmundoalinstante.com

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