¿Por qué es tan peligroso escalar el Monte Everest y cuáles son los riesgos?

Con una altitud de 8.848 metros sobre el nivel del mar, el Monte Everest es la montaña más alta en el planeta. Y para miles de alpinistas, es también un reto personal en su carrera.


Pero llegar hasta la punta de esta montaña es algo que muy pocos logran en su vida, pues se trata de un destino peligroso.

En lo que va del año, 11 personas han muerto en el Monte Everest. La muerte más reciente fue protagonizada por un australiano llamado Jason Kennison quien, después de llegar a la cima, desapareció entre el frío y la nieve. Su caso y otros similares son un recordatorio de lo mortal que puede ser escalar la montaña más famosa del mundo, pero ¿cuál es el motivo?

Si bien es cierto que el Monte Everest, también conocido como Chomolungma (en tibetano) o Sagarmatha (en nepalí), parece otra montaña helada, los desafíos físicos, psicológicos y técnicos que la rodean son únicos. Aquí te intentaremos explicar los más importantes, para que puedas comprender por qué no debería ser un destino turístico.

¿Qué hace que el Monte Everest sea tan mortal?

Los peligros a los que se enfrentan los escaladores que luchan por llegar a la cima del Monte Everest son enormes. Estos incluyen el riesgo de avalancha, la posible caída de rocas o cascadas de hielo, la hipotermia por exposición al frío extremo, la fatiga severa o enfermedades asociadas con niveles extremadamente bajos de oxígeno.

Sin embargo, contrario a lo que muchos creen, estos malestares no aparecen al llegar a la cumbre. Lo usual es que ocurran en las secciones más bajas de la escalada, donde los escaladores pasan mucho tiempo preparando la ruta de la expedición y están expuestos a un mayor riesgo de muerte relacionada con traumatismos. Esto es realmente lo que hace especialmente peligrosa a la montaña, al menos para los humanos.

De todas las muertes registradas entre 1950 y 2019, alrededor del 35 % fueron causadas por caídas, un 22 % por agotamiento y un 18% por mal de altura antes de llegar al objetivo.

La mayoría de los recorridos del Everest toman dos meses en completarse, así que hay que tener una buena resistencia y el equipo adecuado. En el campamento base del Monte Everest (5364 m), por ejemplo, la disponibilidad de oxígeno es aproximadamente el 50 % de la que hay al nivel del mar. En la cumbre, por otro lado, la disponibilidad de oxígeno disminuye a menos del 30%. Entonces, es habitual que los escaladores sufran edemas pulmonares de altura, edemas cerebrales de altura o mal de montaña agudo. Tres condiciones que se asocian a síntomas como dolor de cabeza, náuseas, pérdida de apetito y, en algunos casos, vómitos y fatiga.

Generalmente, estos problemas físicos pueden resolverse pasando un entrenamiento previo en altitudes más bajas de la montaña o intentando escalar con oxígeno suplementario. Pero si aparecen lesiones por hipotermia o fenómenos climáticos como una avalancha, la supervivencia es poco probable.

Una montaña famosa pero solitaria

Además de todo eso, el tráfico no ayuda. Tener más personas en el Monte Everest cada día significa que te vas a tardar más en llegar a la cima, por lo que aumenta el riesgo de quedar atrapado en una tormenta o que se te acabe el oxígeno y no tengas suficiente para bajar.

Es por eso que a la mayoría de escaladores, tanto profesionales como principiantes, se les somete a un entrenamiento previo para eliminar los riesgos. Primero, se aclimatan durmiendo en tiendas de campaña de altura, que pueden simular entornos con poco oxígeno. Y luego suelen completar caminatas a altitudes más altas (por encima de los 7.000 metros), alrededor del campamento base o en la ruta de la cumbre del Monte Everest.

Sin embargo, esta extensa preparación no elimina los riesgos. ¿Por qué? Pues porque no se sabe lo que pueda pasar el día de la escalada final. El clima puede estar a su favor o en su contra, lo que puede cambiar drásticamente las condiciones de entrenamiento.

Aunque lo más letal de esta montaña es que nadie puede ayudarte si algo te pasa. Ayudar a alguien significa que los dos pueden morir ahí, pues supone un esfuerzo extra. Quienes suben lo hacen sabiendo que, si algo sale mal, jamás van a poder bajar y su cuerpo probablemente va a formar parte de la montaña para siempre.

Por lo tanto, hay muchos asociados al Monte Everest que hacen de esta cumbre un destino peligroso para el ser humano.

elmundoalinstante.com

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