Investigadores logran un gran avance en la búsqueda de vida extraterrestres en nuestro sistema solar

Científicos de la Universidad de Stanford han hallado signos de agua líquida en una luna de Júpiter conocida como Europa, uno de los mejores candidatos del sistema solar para la vida extraterrestre.


Una de las lunas de Júpiter, la helada Europa, es una de las candidatas principales para albergar vida en el Sistema Solar y una investigación sugiere que bajo el hielo puede haber abundantes bolsas de agua, lo que aumentaría sus posibilidades de habitabilidad.

Europa encierra un océano de agua salada que despierta el interés de los científicos, pero está sellado bajo una capa de hielo de kilómetros de grosor lo que dificulta los estudios desde el espacio.

Lugar habitable por derecho propio

Sin embargo, cada vez hay más pruebas que revelan que la capa de hielo puede ser menos una barrera y más un sistema dinámico, y un lugar potencialmente habitable por derecho propio.

Un equipo encabezado por la Universidad de Stanford (EE. UU) identificó un tipo de estructura en los hielos de Europa similar a las existentes en Groenlandia, unas crestas dobles o en forma de «M».

La coincidencia de este tipo de formación sugiere que bajo la capa de hielo de Europa puede haber abundancia de bolsas de agua de características similares a las de Groenlandia y servirían para detectar entornos potencialmente habitables, según la investigación que publica Nature Communications.

«Como está más cerca de la superficie, donde se obtienen sustancias químicas interesantes del espacio, de otras lunas y de los volcanes de Io (otra de las lunas de Júpiter), existe la posibilidad de que la vida tenga una oportunidad si hay bolsas de agua en la capa de hielo», dijo en un comunicado el autor principal del estudio, Dustin Schroeder, de la Universidad de Stanford.

¿Agua en todas partes?

El experto consideró que si el mecanismo observado en las crestas de hielo de Groenlandia «es como ocurren estas cosas en Europa, eso sugiere que hay agua en todas partes».

Dado que un subsuelo terrestre es tan diferente del océano subterráneo de agua líquida de Europa, los autores se sorprendieron al ver que las formaciones que estrían esa luna eran muy parecidas a un rasgo menor de la superficie de la capa de hielo de Groenlandia.

Tras un examen más detallado, descubrieron que la cresta en forma de «M» de Groenlandia podría ser una versión en miniatura de la característica más prominente de Europa.

Las crestas dobles de Europa aparecen como grandes cortes a través de la superficie helada, con elevaciones que alcanzan unos 300 metros, separadas por valles de aproximadamente un kilómetro.

Los científicos conocen estos rasgos desde que la superficie de la Luna fue fotografiada por la nave espacial Galileo en la década de 1990, pero no han podido concebir una explicación definitiva de cómo se formaron.

En Groenlandia, «esta doble cresta se formó en un lugar en el que el agua de los lagos y arroyos superficiales se escurre con frecuencia hacia la zona cercana a la superficie y se vuelve a congelar», dijo el autor principal del estudio, Riley Culberg de Stanford.

Una forma de que se formen bolsas de agua poco profundas similares en Europa podría ser «a través del agua del océano subsuperficial que es forzada a subir a la cáscara de hielo a través de fracturas, y eso sugeriría que podría haber una cantidad razonable de intercambio que ocurre dentro de la capa de hielo», agregó el científico.

Procesos geológicos e hidrológicos

En lugar de comportarse como un bloque de hielo inerte, la capa helada de Europa parece estar sometida a procesos geológicos e hidrológicos, una idea apoyada por este estudio y otros, que incluyen pruebas de penachos de agua que salen a la superficie, recuerda la investigación.

Una capa de hielo dinámica favorece la habitabilidad, ya que facilita el intercambio entre el océano subsuperficial y los nutrientes de los cuerpos celestes vecinos acumulados en la superficie.

Los autores aseguraron que su explicación de cómo se forman las crestas dobles es tan compleja que no podrían haberla concebido sin el análogo en la Tierra.

«El mecanismo que proponemos en este artículo –indicó Culberg–  habría sido casi demasiado audaz y complicado para proponerlo sin haberlo visto en Groenlandia».

elmundoalinstante.com

Artículos relacionados

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *