Tomar estas decisiones pueden arruinar un viaje en crucero

Cuando se viaja por primera vez en un crucero hay evitar tomar estas decisiones, que pueden convertir el viaje en un dolor de cabeza 

La inexperiencia, las prisas, la búsqueda del ahorro y la falta de información pueden llevar a tomar decisiones equivocadas en un crucero, y convertir el viaje en una vivencia desagradable, que incluso puede comprometer la salud o el presupuesto de las vacaciones.

Algunos consejos pueden parecer obvios, pero a la larga mucha gente no los sigue o se dan cuenta de su error cuando ya es demasiado tarde. Y con todo el esfuerzo de tiempo, dinero y organización que implica realizar un crucero, conviene no dejar ningún cabo suelto.

Volar al puerto el mismo día 

Pretender volar el mismo día en que se toma un crucero es jugar con fuego. Siempre hay posibilidades, sobre todo en verano, de que el vuelo se retrase o directamente se cancele.

Lo sugerido es llegar a la ciudad de salida uno o dos días antes, con tiempo suficiente para recorrerla y descubrir un nuevo destino. El hotel debería estar cerca del puerto, si es posible a una distancia que pueda recorrerse a pie o que tenga buen acceso en transporte público.

Los cruceros zarpan a la hora señalada, esté o no el pasajero, y muchas veces los viajeros se quedan en tierra atrapados por el tráfico cuando intentan llegar al barco.

No tener en cuenta el equipaje

Esencial en cualquier viaje: pasaporte, tarjetas de crédito, y si es posible, tener algo de divisas de los países a visitar. Para ello se puede cambiar unos 20 euros antes de emprender el viaje, a modo de una reserva en caso de emergencia.

También es recomendado llevar tapones para los oídos (nunca se sabe quién estará en la habitación contigua) y medicinas, sobre todo para evitar mareos.

Hay que consultar con anticipación el clima en cada escala, y no descartar llevar ropa más abrigada de lo habitual, ya que la temperatura en la cubierta siempre es más baja que en tierra.

Contratar excursiones a bordo

Si ya se sabe qué se quiere conocer de cada escala, no siempre la mejor opción es contratar las excursiones que se ofrecen en el crucero. “Muchas veces estos tours están masificados y son caros”, describe Dena Roche, de The Travel Diet, en Smart Travel.

Una de las pocas ventajas de estas excursiones organizadas por el crucero es que el barco puede esperar al contingente en caso de retraso.

Pero si se tiene un poco de organización se puede buscar por internet qué agencias de turismo receptivo hay en tierra, comparar precios y contratar la excursión que más se ajusta a los intereses.

Elegir el crucero equivocado

Viajar en crucero no es solo llegar a un destino. Se trata de tener una experiencia de viaje completa. Pero para ello hay que saber a qué barco se sube. Si se viaja en verano, lo más probable es que haya un pequeño ejército de niños, con un gran número de atracciones pensadas para ellos.

En destinos como el Mediterráneo, en los meses de poca demanda, es cuando las tarifas bajas atraen a grupos de jóvenes y personas mayores de 60 años.

Cabe recordar que hay una generosa oferta de cruceros temáticos pensados para compartir gustos y aficiones con otras personas, como los que hay para amantes de la gastronomía, la moda, la fotografía, la música o la historia.

No tener en cuenta el clima

Si uno encuentra promociones de descuentos o packs del tipo “dos-por-uno” cabe analizar la época y los destinos que tocará ese crucero. Si se trata del Caribe entre septiembre y diciembre, hay que recordar que esa es la época de huracanes. Si es Europa entre diciembre y febrero, no es muy agradable viajar en pleno invierno –sobre todo en el Mar del Norte, el Atlántico o el Báltico-.

En Alaska, durante mayo y septiembre el deshielo permite navegar, pero en muchas ocasiones la niebla y la lluvia pueden fastidiar las escalas.

Gastos inesperados

Es posible contratar un crucero a buen precio, pero cabe analizar qué cubre y qué no. Una vez a bordo es posible que haya que pagar precios astronómicos por una simple botella de agua, uso del wifi, tener un tratamiento de spa o comisiones exageradas por cambiar divisas.

Se puede realizar un crucero sin necesidad de ver estrenos en la TV de la habitación, aguardando hasta llegar al puerto para conectarse a internet y tener un botellín de aluminio para cargar agua sin necesidad de pagar cuatro euros cada vez que se tenga sed.

No tener seguro de salud

Los cruceros ofrecen seguros de salud, pero a precios más altos que otras coberturas del mercado. Y su póliza muchas veces solo cubre los trastornos de salud a bordo, no en la escala o previo al viaje.

Por ello lo mejor es contratar un seguro antes de emprender el viaje, que además pueda cubrir otras contingencias como pérdida del equipaje, retrasos en los vuelo o que tenga protección dental.

Cabe recordar que muchas personas necesitan asistencia si son sensibles a los mareos, y no son pocos los casos de pasajeros que tienen problemas digestivos por beber demasiado alcohol, deshidratarse o comer demasiado en los buffets.

Fuente: cerodosbe.com

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