¿Las aerolíneas dicen la verdad sobre la duración del vuelo?

Las compañías aéreas establecen más tiempo del necesario para mejorar la puntualidad y la eficiencia

Con el paso de los años, los aviones han ido mejorando en todos sus aspectos. Se han convertido en el medio de transporte más seguro del mundo. Han logrado volar a mayor velocidad, transportar a un mayor número de pasajeros, ser más ligeros y consumir menos combustible durante sus trayectos.

A pesar de todas los avances que se han ido produciendo gracias al progreso tecnológico, el mundo de la aeronáutica aún genera un gran dilema. El tiempo de vuelo es el único elemento que aparentemente ha ido creciendo , llegando a poner en cuestión la credibilidad de las aerolíneas. Pero este es un tema muy controvertido.

Tal y como analiza un estudio de la compañía de inteligencia de aviación OAG, publicado por la edición digital del diario británico The Telegraph, los tiempos programados de vuelo han aumentado hasta un 50% en dos décadas y lo ilustra con algunos ejemplos.

En 1996 el vuelo que unía Londres (Gatwick) con Nueva York (John F. Kennedy) preveía una duración de entre 7 horas y 30 minutos y 8 horas. En 2018, en cambio, para realizar el mismo trayecto se establece, de media, alrededor de 30 minutos más.

Sin embargo, el pasado enero, uno de los 787 Dreamliners de Norwegian que conectaba los aeropuertos antes mencionados tardó en cubrir el recorrido 5 horas y 13 minutos, estableciendo un nuevo récord. Si bien es cierto que se benefició de unas corrientes de chorro especialmente generosas, la aerolínea noruega en realidad asignó un total de seis horas y media, lo que representa 77 minutos de diferencia entre el tiempo programado y la realidad.

Ante esta situación, uno podría preguntarse el porqué del decalaje. La respuesta es sencilla: la duración programada de los viajes se ha incrementado notablemente, pero no es verdad que el tiempo que se tarda en recorrer una distancia haya crecido. Y es que las aerolíneas se curan en salud y fijan un tiempo de viaje mucho mayor al que la nave necesita para realizar el trayecto.

El motivo de esta acción, según la opinión de los expertos, es realizar una especie de “relleno de agenda”. Como argumentan, los vuelos se extienden más para que conseguir una mayor puntualidad y control en los aeropuertos.

Pongamos otro ejemplo también de 1996. En aquel año, la gran mayoría de aerolíneas programaban el tiempo de vuelo de la ruta internacional más transitada de Europa, la que cubre de Heathrow a Dublín, entre 60 -74 minutos. 22 años después, casi todas afirman que el viaje dura entre 75 y 89 minutos.

La mayoría de viajeros frecuentes están familiarizados con este escenario. Pasan 30 minutos esperando en la pista pero, milagrosamente, logran aterrizar en el destino antes de lo previsto, algo que, evidentemente es positivo para las estadísticas de puntualidad. Esta situación la confirman los propios trabajadores de las compañías aéreas.

En una entrevista concedida al rotativo británico, el analista de la OAG, John Grant, afirma que hay más elementos que han llevado a las aerolíneas a optar por este camino. “La masificación de los aeropuertos y la distancia entre las terminales y los aeropuertos son factores a tener en cuenta”, apuntilla el especialista.

Por su parte, las compañías aéreas niegan ampliar el tiempo de sus viajes para lograr la puntualidad. Argumentan que se establece un horario que concuerde con la distancia del destino y defienden que las rutas se revisan constantemente.

Asimismo, alegan que las condiciones geopolíticas, el tipo de aeronave, las restricciones de control de tráfico aéreo y la infraestructura aeroportuaria determina al tiempo final. Estos factores son los que hacen que el vuelo sea más largo o corto, concluyen.

Fuente: La Vanguardia

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