El mundo de los negocios en turismo es muy dinámico, y en algunos países como Venezuela los agentes de turismo y los empresarios del transporte turístico tienen que buscar reinventarse para sobrevivir ante la crisis socioeconómica que nos arropa.
La globalización ha permitido que la oferta turística internacional pueda ser adquirida a través de agencias virtuales, muchas de ellas con sedes ubicadas a miles de kilómetros de distancia, pero de fácil acceso por la web atrayendo a muchos clientes típicos de las agencias de turismo; los sistemas de pago se han tornado electrónicos y con muchas alternativas para el cliente; los turistas tradicionales buscan nuevas experiencias que justifiquen su desembolso, pero que se ajusten a su presupuesto.
Los diferentes segmentos de la demanda turística, sobre todo los que se ubican en los niveles medio buscan destinos exóticos que puedan ser visitados de manera novedosa y sin los protocolos hoteleros y del transporte de grandes volúmenes; muchos jóvenes se han agrupado como exploradores y se aventuran en caravanas a descubrir rincones inéditos de nuestra geografía dando paso a una nueva tendencia de viajes, no convertida en negocio, por ahora.
La idea de emprender un negocio de campamentos a la carta, o, a la medida de las motivaciones de los clientes, puede ser muy exitosa, ya que esta puede empezar con un menú pequeño de sitios paradisíacos donde la empresa pueda instalar un campamento turístico con todas las comodidades que un establecimiento de este tipo suele tener (Carpas individuales o familiares; baños portátiles; facilidades de cocina o comidas incluidas; plantas eléctricas no contaminantes; seguridad, comunicaciones, primeros auxilios, mini tienda de golosinas y refrescos, etc.), pero con la disposición de los vehículos de transporte de doble tracción para los clientes, y un pequeño camión para llevar todo el equipamiento. Incluso, si el campamento se instala a orillas de mar, río o lago, los organizadores pueden ofrecer adicionalmente kayacs o botes para remar o pescar. Todo queda a la imaginación de los organizadores o de los clientes, para que en definitiva la experiencia sea única e inolvidable.
Los potenciales turistas, por su parte, pueden planear su viaje y pedir al operador turístico que les confirme si está en capacidad de organizar para ellos la travesía y el campamento. La cotización presentada y el portafolio de experiencias del operador pueden ser importantes para la materialización del negocio.
Otros segmentos de clientes serían las promociones de bachilleres, los grupos con motivaciones espirituales o religiosas; los observadores de aves; los safaris fotográficos; y los interesados en turismo de aventura hacia destinos donde no existe estructura hotelera. En fin, la idea del proyecto puede enriquecerse por diferentes vías y con variadas tipologías de demanda. Lo interesante de este tipo de emprendimiento es que puede captar clientes nacionales e internacionales, que puede operar todo el año, y que los campamentos pueden instalarse en casi cualquier lugar del país, incluidos los parques nacionales, de acuerdo con su reglamento de ordenación y uso. Los operadores pueden usar transportes combinados (Ej. Terrestre y Fluvial), según sea necesario para cumplir con el programa preelaborado por la empresa o por el cliente. Otro aspecto importante es que esta actividad puede ser promovida por guías de turismo, agentes de viaje y empresarios del transporte turístico, pudiendo dar cabida a otros guías especializados, a cocineros, recreadores, etc.
Las nuevas generaciones pueden encontrar en este tipo de emprendimiento la independencia económica y el autoempleo, lo cual es muy apreciado en estos tiempos de crisis. El turismo al aire libre está de moda y existen muchas posibilidades de emprendimiento para satisfacerlo.
Willian J. Bracho Rojas
Abogado, MSc. en Gestión del Turismo Sostenible
Especialista en Derecho de la Navegación
willianbracho@estrategaconsulting.net
Instagram: @estratega_consultores_wb
