Tap Air Portugal, la aerolínea nacional de Portugal, se enfrenta a un futuro incierto debido a la crisis política que atraviesa el país. La privatización de la compañía, anunciada en septiembre de 2023, se ha visto retrasada debido a la falta de consenso entre el gobierno y la oposición, así como a la dimisión del primer ministro, Antonio Costa.
En una entrevista al diario Expresso, el presidente de Tap Air Portugal, Luís Rodrigues, ha declarado que no espera que la privatización se cierre antes de junio de 2024, lo que supone un retraso de casi un año respecto al plan inicial. Según Rodrigues, la privatización es “la mejor solución” para la compañía, ya que necesita un socio inversor “de escala” dentro de la industria de la aviación para garantizar su crecimiento y preservar el hub de Lisboa.
Por otro lado, el presidente del país, Marcelo Rebelo, ha bloqueado el proceso al considerar que las condiciones de privatización no son claras ni beneficiosas para el interés público. Rebelo ha convocado elecciones anticipadas para el próximo 10 de marzo, lo que ha paralizado por completo el proceso de venta de la aerolínea.
Esta situación ha frustrado las expectativas de las principales compañías aéreas europeas, como Iberia, Lufthansa y Air France-KLM, que habían mostrado su interés por adquirir una participación en Tap Air Portugal. Estas aerolíneas buscan reforzar su presencia en mercados estratégicos como Portugal, África y Brasil, donde Tap Air Portugal tiene una amplia red de rutas.
A pesar de la incertidumbre, Rodrigues ha afirmado que estas compañías han expresado su comprensión por la situación política y siguen esperando noticias. Tap Air Portugal, con una flota de 88 aviones y más de 16 millones de pasajeros al año, atraviesa una difícil situación financiera, agravada por la pandemia de covid-19. La privatización se plantea como una oportunidad para sanear sus cuentas y mejorar su competitividad.