Aviación comercial enfrenta turbulencias en su ascenso hacia la recuperación plena

• El mercado aéreo va a pasos más rápidos de lo que se creía hace apenas un año. El levantamiento de las restricciones de viajes en buena parte del mundo, luego de pasada la peor parte de la pandemia, ha generado una respuesta positiva por parte de viajeros ávidos de volver a sus lugares favoritos de vacaciones, reencontrarse con familiares, y también retomar agendas de negocios cara a cara. Un momento que también viene acompañado de no pocos retos laborales y operacionales para las aerolíneas.


El año pasado se daban los peores augurios para la aviación comercial. Las pérdidas de empleo, financieras y de mercado, llegaron a tope en medio de una pandemia que parecía no tener fin. Con ello, la desincorporación inevitable de equipos, que languidecían en diferentes aeropuertos del mundo, a la espera de un milagro que los llevara de nuevo a los cielos.

Ese milagro llegó en la forma de vacunas, medidas de bioseguridad, y trabajo en equipo por parte de todo el sector salud, que permitió a su vez la reactivación de los diferentes sectores de la economía. La aviación, cara visible de este proceso, se encontró con una nueva oportunidad de demostrar por qué es un área vital para el desarrollo de las naciones.

Así las cosas, en 2022, el ritmo de los viajes se muestra cada vez más rápido, y las personas están realmente reservando y haciendo planes de viajes como si de 2019 se tratara. Sin embargo, las aerolíneas no han podido corresponder en la misma proporción, especialmente ahora en la época de mayor demanda de viajes en el mundo.

Lo que debería ser el momento estelar para corregir las finanzas, se ha convertido en un difícil episodio de cancelaciones de vuelos por falta de personal y de aviones. Por un lado, pilotos y personal aeroportuario reclaman mejores salarios y condiciones de trabajo, que en el caso de los pilotos implica respetar los horarios de vuelo y descanso, evidentemente importante para mantener la seguridad del vuelo. En otro aspecto, algunas aerolíneas han tenido dificultades en armar sus itinerarios de acuerdo a la gran demanda, porque precisamente no cuentan con el personal suficiente y tampoco pueden disponer de más aviones, muchos de los cuales aún se encuentran estacionados. Vale mencionar que las fábricas tampoco han cumplido a plenitud con las entregas prometidas, por diferentes razones técnicas y de certificaciones.

British Airways, Qantas y Lufthansa, que habían retirado sus grandes equipos A380, están ahora reactivándolos para poder cumplir con la demanda de pasajeros. Recordemos que, durante la reorganización de las aerolíneas, los aparatos de un solo pasillo habían comenzado a desplazar a los gigantes del aire, por razones de eficiencia y mercado. Sin embargo, los números positivos de la demanda le están dando un segundo aire a aviones de gran envergadura, y mientras siga la recuperación plena de los viajes y el turismo.

La experiencia que se vive debe servir para hacer los ajustes necesarios de cara a los próximos meses, y quizás años. Si bien el mercado se está moviendo en la dirección correcta, no necesariamente ha sido así con el factor humano en la aviación. Imágenes de pilotos protestando en la calle, o de empleados aeroportuarios – especialmente en Europa- llamando a huelga en sus lugares de trabajo, son señales inusuales, pero de alerta, a las cuales hay que prestar atención. Por ejemplo, la fatiga existe, y es probablemente el enemigo número uno de cualquier operación aérea.

Más temprano que tarde vendrán los acomodos; las aerolíneas más grandes están apostando a sus propias escuelas de pilotos, y con más frecuencia se observan avisos de búsqueda de personal de cabina, y de atención al público, así como técnicos aeronáuticos. Algunos se reincorporan al sector, otros son nuevos para el área. De cualquier manera, la aviación necesita más personal para atender la demanda; es la lógica de cualquier negocio en ascenso y que se vislumbra más activo en los meses por venir.

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