Estas últimas semanas hemos visto por algunos medios pero sobre todo por las redes sociales la campaña iniciada por el presidente salvadoreño Nayib Bukele para acabar con las pandillas en su país, las temibles maras, de ellas las mas peligrosas y numerosas son Salvatrucha y MB 18. El objetivo es encarcelar al menos unos 20mil delincuentes que mantienen al pequeño país en constante zozobra.
El régimen de excepción ha permitido atrapar a un gran número de delincuentes. Para el momento de escribir estas líneas el presidente Bukele anunciaba en su cuenta twitter que ya tenían capturados mas de 12.000 pandilleros. Evidentemente ello ha levantado la voz de protesta de ONG defensoras de derechos humanos, cosa que poco parece importarle, por el contrario la aprobación popular ha sido contundente.
Este feriado de Semana Santa sirvió como termómetro para ver la respuesta popular y la eficacia de la medida y lo que se reporta por las redes parece corroborar lo dicho por el mandatario salvadoreño, quien nada debe, nada teme.
Sin duda la medida fue drástica y controvertida, pero muy bien recibida por la mayoría del país. Lo que si es cierto es que se confirma lo que siempre se ha sabido en el sector. El destino puede ser caro, puede ser remoto, puede ser cualquier cosa sin embargo irá la gente, lo que no puede ser es inseguro. Eso ahuyenta al viajero.
Hace unos años unos turistas ingleses fueron asaltados a punta de pistola en Miami, pues luego de alquilar el vehículo se perdieron y fueron a tener a un barrio poco recomendable. La noticia corrió como pólvora, las cancelaciones de turistas ingleses no se hicieron esperar. Tal fue la consecuencia de ese único hecho que British Airways cambio los horarios de sus vuelos para que los viajeros llegasen a Miami en horas diurnas. Tardo varios meses en retomar los niveles anteriores, las autoridades de Miami y las empresas de alquiler de vehículos también tomaron medidas para evitar que hechos similares se repitieran. En esta ocasión son los salvadoreños quienes pueden disfrutar del turismo interno, gracias a una caída en los índices de inseguridad.
Alberto Aristeguieta
