Valencia en ocho edificios muy contemporáneos

La Capital del Túria tiene mucha más arquitectura que mostrar además de Calatrava.


Es Valencia una de esas ciudades que, como Málaga, ha protagonizado un mayor desarrollo en los últimos años. Vibrante, en permanente expansión y cambio, hasta el mundo del cine se rendía recientemente a los pies de la ciudad del Túria con la celebración de los Premios Goya.

En los próximos meses, Valencia seguirá consolidando su avance con el título de Ciudad Mundial del Diseño, celebración para la que se han programado cientos de charlas, actividades para todos los gustos y exposiciones. Un paseo por los imprescindibles de Valencia en arquitectura contemporánea, que se cuelan entre elementos clásicos y crean un skyline único bañado por el sol y el mar, dará buena cuenta del buen momento de la ciudad. Porque Valencia es Calatrava, por supuesto. Pero también, mucho más.

ENTRE ARTES Y CIENCIAS

Guste más o menos, es imposible hablar de Valencia y arquitectura contemporánea sin comenzar perdiéndose entre el emblema de la ciudad que recorre el antiguo cauce del río Túria. Porque, ¿quién se imagina hoy Valencia sin la Ciudad de las Artes y las Ciencias? El complejo que diseñó Santiago Calatrava en su ciudad natal no necesita mayor presentación. A lo largo de dos kilómetros dialogan en perfecta armonía el Palau de les Arts Reina Sofía, el Hemisfèric, el Museu de les Ciències, el Umbracle y el Àgora, mientras que Félix Candela firma las singulares cubiertas de los edificios principales del Oceanogràfic.

UN NUEVO CAIXAFÓRUM

Lo más novísimo: dentro de la “ciudad”, la estructura metálica de El Àgora, cuya planta similar a una elipse apuntada alberga un espacio multifuncional, está siendo acondicionada como la novena sede de Caixaforum en España. Sus 88 metros de largo se imponen en el panorama, rodeado por dos lagos que invitan a perderse y pasear para descubrir un gran espacio interior concebido como una plaza pública cubierta de planta diáfana que pronto se llenará de contenido.  Concretamente, dispondrá de varias salas de exposiciones, un auditorio para conferencias, una librería, un restaurante y diferentes espacios para el ocio familiar.

UN CENTRO DE EVENTOS DE LO MÁS VANGUARDISTA

Como parte del recinto de Feria Valencia, el Centro de Eventos es un excelente ejemplo de arquitectura vanguardista. Buscando transmitir un mensaje de modernidad, un arco apuntado invita a pasar a este edificio institucional dominado por una gran bóveda de cristal. Al fin y al cabo, Valencia es luz. Tal es su importancia que, absorbiéndola durante el día, de noche el efecto de la luz se invierte, siendo una artificial la responsable de iluminar este rincón ubicado a cinco kilómetros del centro de Valencia obra de Tomás Llavador.

ENTRE VELES E VENTS: EMBLEMA MEDITERRÁNEO

Situada junto al Paseo Marítimo de la Playa del Cabañal, La Marina de València se ha posicionado como un importante foco cultural de la ciudad. No le falta su propio emblema. Situado en el canal, Veles e Vents fue pieza central en la reorganización del puerto industrial. Sirviendo de enlace visual entre el mar Mediterráneo y la ciudad de València, con diseño de David Chipperfield y Fermín Vázquez, cuatro plantas que parecen sostenerse en el aire, de estilo sencillo y minimalista, las plataformas horizontales de su esqueleto generan sombras sobre las terrazas desde las que disfrutar de una nueva perspectiva tanto de la marina como de las playas de Valencia. Concebido como un contenedor cultural con exposiciones, música en directo, teatro y gastronomía, un consejo: merece la pena perderse por su interesante sistema de escaleras exteriores.

Y NORMAN FOSTER SE ENCONTRÓ CON LA LUZ DE VALENCIA

El Palacio de Congresos de Valencia, galardonado por la Asociación Internacional de Palacios de Congresos como Mejor Palacio del Mundo en 2010, lleva la firma de uno de los grandes arquitectos del siglo. Porque es Sir Norman Foster quien diseñó este edificio versátil y vanguardista. El recinto, también conocido como El Palacio de la Luz destaca por su colosal cubierta fotovoltaica y dos largas fachadas curvas que simulan una forma de ojo.

UN MUSEO LLENO DE ARTE Y DE HISTORIA

El IVAM es el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de la Comunidad Valenciana. Ubicado en el centro de Valencia, tiene una colección de cerca de 12.000 obras, con nombres como Richard Hamilton, Antoni Tàpies, Yves Klein o Alexander Calder, entre muchos otros. Aunque es imposible recorrer y disfrutar de su interior en una sola visita, bastará hacerlo una vez para enamorarse del contenedor que guarda las obras. Diseñado por los arquitectos valencianos Emilio Giménez y Carlos Salvadores, ocupa una superficie de 18.200 m2 y merece especial mención su Sala de la Muralla, donde descubrir los cimientos de la antigua muralla medieval de Valencia, construida en la segunda mitad del siglo XIV.

LANZANDO IDEAS

Del centro de Valencia, al puerto. Para fomentar el emprendimiento, nació la llamada ‘Marina de Empresas’, una iniciativa impulsada por Juan Roig. Compuesta por tres entornos que buscan “crear las condiciones necesarias para fomentar la iniciativa individual y el talento”, en términos arquitectónicos hay que hacer especial mención al centro de estudios EDEM y Lanzadera, que se ubica en las antiguas bases construidas para los equipos participantes de la Copa América del 2003. Este ejercicio de reciclaje urbano llevado a cabo por el Estudio ERRE Arquitectura mantiene “el alma” de los edificios y vistas a toda la dársena apostando al mismo tiempo que apuesta por un material innovador arquitectónicamente hablando: el FRP (Fibre Reinforced Plastic), tradicionalmente visto en la construcción de boyas y embarcaciones.

ARQUITECTURA CON MELODÍA

Proyectado por José María de Paredes, Premio Nacional de Arquitectura, el Palau de la Música  cierra este paseo arquitectónico por Valencia. Inaugurado en 1987, este importante centro musical hace de la transparencia su principal característica. Una gran bóveda acristalada, que corre paralela al cauce del río Túria, sirve de acceso principal tanto de los visitantes como de la luz natural que penetra en su interior, con espacios verdes que crecen en el interior del vestíbulo y en donde una cascada de vidrio parece morir directamente sobre el estanque que diseñase el recientemente fallecido Ricardo Bofill.

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