Los libros que queremos leer este verano

Las vacaciones son para dedicarse tiempo. Son para parar el reloj, al fin, y dejar el teclado a un lado. Son para despejar la mente y llenarla de creatividad y conversaciones al atardecer. Son para hacer todas esas cosas que tenemos que dejar al lado el resto del año. Como esa pila de libros que crece y crece y crece en tu mesilla de noche hasta casi llegar al techo. Todos en esta redacción de Condé Nast Traveler queremos leer este verano y hacer menguar esa torre de Babel que nos mira con deseo desde el otro lado de la cama. Y estos libros son el primer bocado de un verano que huele a papel lleno de arena, páginas gastadas por el sol y renglones subrayados. Estos son nuestros libros del verano, los que queremos devorar y recomendar este 2019.

David Moralejo (director de Condé Nast Traveler): 'Fábula de un otoño romano', de Bruno Ruiz-Nicoli

Nuestro genial colaborador ataca de nuevo en el mundo literario con una novela que él mismo reconoce "muy autobiográfica" y que pinta perfecta para leer en una tarde de playa, una de esas en las que todos duermen la siesta… pero tú prefieres soñar entre letras.

Y viajar, porque esta fábula hiperrealista te transporta a una Roma pluscuamperfecta y misteriosa a través del arte, qué mejor manera, para sumergirte en un universo de belleza rebosante, esa que Bruno sabe reflejar como pocos.

Y, como este es corto y me lo ventilaré en un suspiro, ahí va otra recomendación: Los perezosos, de Charles Dickens y Wilkie Collins (Gatopardo), una novela a cuatro manos… y qué cuatro manos. Ironía inglesa, elegancia victoriana y delirante oda a la pereza. Qué mejor argumento para aliviar una tórrida tarde de verano.

Gema Monroy (redactora jefa): 'Los felices días de verano', de Fulco di Verdura

Tiendo a pensar que las tardes de verano son más largas de lo que son y que, entre siesta y chapuzón, me va a dar tiempo a leer todos esos libros acumulados a lo largo del año. De entre todos destaco dos: Los felices días del verano, de Fulco di Verdura (Errata Naturae), en el que el diseñador de joyas (entre otras cosas) más genial y carismático del siglo XX –de él son muchas de las piezas míticas de Coco Chanel y el reloj que siempre llevaba Greta Garbo– recoge las memorias de su infancia en la aristocrática (y exótica) Palermo previa a la Primera Guerra Mundial.

Y, para refrescar el ambiente, El Ártico desde la ventana de un zepelín, de Arthur Koestler (Libros el KO), la crónica de la expedición (entre científica y chiflada) que llevó a cabo el dirigible Graf Zeppelin al Polo Norte a principio de los años 30.

Paula Móvil (Jefa de actualidad): 'The Brief Wondrous Life of Oscar Wao', de Junot Díaz

Quiero retomar algunos clásicos de la literatura americana pero lo más importante, es que espero tener el tiempo para hacerlo. A Brief Story of Seven Killings de Marlon James, Go Tell it on the Mountain de James Baldwin… Tengo también esperándome –lo compré hace un par de meses en Tipos Infames y me observa a diario desde mi montaña de "lecturas pendientes"– a The Brief Wondrous Life of Oscar Wao de Junot Díaz. Lo leí en la universidad y he borrado el cassette completamente, por lo que quiero releérmelo y ver cómo ha cambiado mi visión de la historia: un niño dominicano criado en Nueva Jersey y que quiere ser el nuevo J.R.R. Tolkien. Fantasía

Clara Laguna (Jefa de moda y belleza): 'Agua Salada', de Charles Simmons

El primero de mi lista, recién adquirido en la Feria del Libro, es una recomendación de mi amiga y compañera Gema Monroy: Agua Salada, de Charles Simmons (Errata Naturae). “Es muy libro de verano”, me dijo, y yo no dudé en hacerme con esta historia ambientada en los años 60 cuya contraportada promete drama, primeros amores, erotismo y aguas cristalinas en una remota isla de la costa atlántica.

También me pica la curiosidad una de las novedades de Blackie Books, Voz de vieja, de Elisa Victoria. Me lo ha recomendado otro amigo y compañero, Toni Torrecillas, con quien comparto sentido del humor, por lo que sospecho que me gustará esta historia sobre “una niña lista en un mundo estúpido”, como la ha definido Ben Brooks (Lolito, también estáis a tiempo de leer este si aún no lo habéis hecho).

Y, por último, nunca puede faltar algo inquietante en la maleta, así que sí o sí me llevaré uno de estos tres, o los tres: No mires ahora y otros relatos, de Daphne du Maurier (La Biblioteca de Carfax), que tuvo una muy recomendable adaptación al cine con Julie Christie y Donald Sutherland (eso sí, te hará no querer pisar Venecia nunca más); El Otro, de Thomas Tryon (Impedimenta), un clásico que, al parecer, inspiró a Stephen King para convertirse en lo que es; y, por supuesto, una del maestro, Carrie, que aún no he leído.

María F. Carballo (Editora jefa de Traveler.es): 'La mujer escarlata y la bestia. Los diarios mágicos de Leah Hirsig', de La Felguera

En mi casa queremos mucho a Servando Rocha.De hecho, y tan solo coincidiendo con él en ciertas presentaciones de algún libro, nos referimos a él como “Servan”, como si le conociésemos de toda la vida. Y es porque nuestras estanterías rebosan vinilos (quizás alguno perdido de su grupo Muletrain) y libros de La Felguera, la editorial de las grandes historias.

De estudios de nihilismo y situacionismo, a reflexiones sobre la magia negra, las sociedades secretas o las historias de grandes personajes a quienes, quizá, no se les ha dado la voz que deberían. Hasta que llegó Servando para rescatarlas, claro.

Una de las cuentas pendientes que tengo con La Felguera es la lectura de La mujer escarlata y la bestia. Los diarios mágicos de Leah Hirsig. Leah Hirsig era "la Mujer Escarlata, Babalon, la apocalíptica Madre de las Abominaciones, la Novia del Caos que cabalgará a la Bestia”. Todos estos títulos, más propios de Daenerys Targaryen, le fueron dados por Aleister Crowley, uno de los personajes más enigmáticos de la magia negra y del ocultismo, que se autodenominaba “Anticristo” o “Bestia 666”. Crowley, junto con Hirsig, fundó la religión Thelema.

La Felguera ha reunido los diarios y cartas de Leah para desentrañar los entresijos de Thelema, la percepción de Leah desde dentro y el carácter de Crowley. “Me dedico por completo a la Gran Obra. Voy a trabajar para la maldad. Voy a matar mi corazón”. Que empiece el verano, por favor.

Margarita Navarro (maqueta): 'De las cenizas volverás', de Ray Bradbury

Siempre es un buen momento para releer, sobre todo algún clásico, cualquier temática nos sirve siempre que nos regale humor y frescura para hacer más llevadero el 'caloramen' de este recién estrenado verano.

Un buen ejemplo sería Ray Bradbury y su De las cenizas volverás. Os animo a dejaros llevar por la magia que despierta esta sorprendente historia.

María Sanz (redactora de Traveler.es): ‘Feminismo para torpes’, de Nerea Pérez de las Heras

Lleva semanas esperándome en la mesilla de noche, diciéndome léeme, que te vas a reír, que hay que reírse, que vamos a deconstruir para después construir. Y a eso me dispongo, a disfrutar de la agilidad mental y el acierto de Nerea Pérez de las Heras mientras me tuesto en alguna playa recóndita.

Y como me consta que se lee rápido, que se lee bien; probablemente me sobre hueco para sumergirme en El cuento de la criada (Margaret Atwood), que también lleva semanas esperando su turno; y en Vivan los hombres cabales (Guillermo Alonso), al que le falta muy poco para llegar a mis estanterías.

María Casbas (redactora de Traveler.es): ‘Grace. A memoir’, de Grace Coddington

¿Nunca has deseado volver a hacer algo por primera vez? ¿Borrarlo de tu memoria para poder experimentar de nuevo la misma sensación?

El final de El Club de la Lucha, todas las páginas de Harry Potter y la Piedra Filosofal, la serie completa de Juegos de Tronos (obviando el 8×08), la primera vez que subiste a un avión, aquel primer concierto en el que Pereza todavía eran teloneros, el día que os conocisteis…

No podemos viajar al pasado, pero hay cosas que vale la pena repetir –véase una servidora leyendo por octava vez las aventuras de Harry, Ron y Hermione o todos los replays de la escena de Helena Bonham Carter y Edward Norton con Where is my mind silenciando la explosión–.

Por eso este verano volveré a reencontrarme con Grace Coddington. Con la joven modelo que corría desnuda por el bosque frente al objetivo de Norman Parkinson, con su grupo de los setenta –entre los que se encontraban Karl Lagerfeld, Pat Cleveland, Manolo Blahnik y Antonio López–, o con ese viernes por la noche en el que Anna Wintour le dijo: "Empiezo este lunes, ¿te gustaría empezar conmigo?"

Y además de releer, reaprender. Cosas tan simples pero tan útiles como que la vida no se detiene y no es bueno estar triste por eso, que siempre hay que tener algo con lo que soñar, que no hay que fiarse de aquellos a los que no les gustan los gatos y que, por mucho que bucees y bucees frente a una pantalla, no hay nada más auténtico que el mundo real.

Lidia González (colaboradora): 'Palabras de perdiz', de Miki Naranja

“Escribir es esconderse a la vista de todos”. Quien me conoce sabe que tengo un complejo irremediable de poeta, y también que me encantaría ser la autora de esa frase de Miki Naranja. No es envidia, ni siquiera de la sana, es admiración (“Solo aprende quien admira”).

Porque no es tarea fácil hacer volar en la mente del lector un sinfín de recuerdos con apenas dos frases, y él es experto. De hecho, creo que, inconscientemente, fue una de las razones por las que me lancé a publicar mis microtextos en Instagram. “En teoría, todo es práctica”, ¿no?

En verano siempre decidimos hacer todo eso que normalmente no nos permitimos, bajamos el ritmo, disfrutamos más de las pequeñas cosas y, como diría el autor del libro que va a patrocinar mis vacaciones estivales, es esa época del año en la que “la vida nos descoloca a cada uno en su sitio”.

Así que, como mi mejor amiga (una de las grandes promotoras de mi pasión por convertir pensamientos en palabras) ha decidido que mi regalo de cumpleaños -que es en julio- será Palabras de perdiz de Miki Naranja, voy a cambiar los ratos muertos frente a la pantalla del móvil por pasar las páginas de este maravilloso libro, que nunca viene mal.

Irene Crespo (colaboradora web): 'The Fire Next Time', de James Baldwin

Mis veranos suelen ser de lecturas más ligeras, historias que me entretengan en la arena de la playa o al borde de la piscina, que no le roben del todo el protagonismo al paisaje y al relax. Pero como este año pinta que me quedo en Madrid, continuaré con una literatura más intensa, seguiré conociendo un poco más a James Baldwin.

Empecé este invierno, después de ver la película El blues de Beale Street, devoré su libro en el que estaba basada If Beale Street Could Talk (y sí, el libro es mejor). Ahora continuo con The Fire Next Time, dos ensayos políticos, sociales, religiosos sobre la América negra, su América.

Te coloca en un estado de ánimo perfecto para el momento que también estamos viviendo ahora. Perfecto para este verano en Madrid, al menos.

M.ª Ángeles Cano (colaboradora web): 'Pelea como una chica', de Sandra Sabatés

Ahora más que nunca, en estos momentos en los que el feminismo ha llegado pisando fuerte y para quedarse, no nos vendría mal echar la vista hacia atrás para ver quiénes se encargaron de que conociéramos siquiera ese término.

Aparte de ser un tema histórico y necesario, y por tanto, de interés asegurado, me puede la curiosidad de ver (más bien, leer) a la presentadora Sandra Sabatés fuera de su entorno habitualmente cómico y satírico.

Emilia Pardo Bazán, Rosalía de Castro, Clara Campoamor… son algunos de los nombres de una larga lista de mujeres procedentes de distintas disciplinas (escritoras, políticas, inventoras…) que pusieron su granito de arena para conseguir algunas de las cosas de las que disfrutamos hoy.

Temiendo los días calurosos que se avecinan, estoy deseando que llegue el momento de quedarme en casa, para tener una cita con las mujeres más apasionantes del siglo XX. Mirar al pasado y aprender de él es la mejor arma para luchar por el futuro.

Mª Belén Archetto (colaboradora web): 'París era una fiesta', de Ernest Hemingway

Quizás la llegada del verano no traiga a mi vida el deseo de tener entre mis manos las últimas novedades literarias: Papel y Tinta, de María Reig o El largo pétalo de mar de Isabel Allende. Hay ciertos momentos en los que lo único que necesitamos (y añoramos) es regresar a los clásicos.

Aquellos clásicos que no supimos abandonar ni siquiera por un minuto, que nos cautivaron desde el inicio, nos atraparon en el momento cúlmen, y al terminar, nos dejaron esa sensación de querer seguir leyendo más, y pensando que en un futuro volveríamos a transitar más de un momento con él.

Y porque siempre hay libros que lograron enamorarnos, ese futuro se convirtió en presente.En mi caso, sea el género que sea –ciencia ficción, novela fantástica, de aventuras, policíaca o romántica– si la trama está situada en París y especialmente en la década de los años 20, o relata historias sobre la Primera o Segunda Guerra Mundial, me atrapa de una manera inconcebible, una que es difícil expresar en palabras.

Este verano volveré a pasar mis tardes con París era una Fiesta de Ernest Hemingway. Para muchos puede no ser una gran obra literaria o con una trama espeluznante, aunque para mí ciertamente lo es, y quizás no por las características que solemos adjudicar a otros libros.

Lo cotidiano también tiene cierto encanto, pero es que no es un "cotidiano" cualquiera. Es un viaje por las memorias de la generación perdida, por la ciudad de las luces, en una de mis épocas predilectas. Encontrarse con los nombres de figuras como Ezra Pound, Scott Fitzgerald o Gertrude Stein y leer sus anécdotas le aporta un sabor distinto.

Cierro los ojos y la escritura de Hemingway me lleva a una de mi ciudades favoritas, París; y es que los libros tienen esa virtud de trasladarnos a lugares mágicos, y hacernos sentir como si verdaderamente estuviéramos allí.

Fuente: traveler.es

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