París en dos días para conocer la Ciudad de la Luz con el bus turístico

París da para muchos días, pero su cercanía permite hacer una escapada de vez en cuando a la Ciudad de la Luz y es importante dejarse llevar y disfrutar París es una de las ciudades que más visitantes recibe al cabo del año. No es raro, porque se trata de uno de los lugares más turísticos y que tiene cientos de lugares que hay que conocer. 

París está lo suficientemente cerca como para hacer una escapada sin problemas y disfrutar de dos o tres días para sentirse bien en esta gran ciudad. Veamos qué podemos ver en dos días, con un recorrido que puede llevarnos a conocer muchos de esos lugares, a nuestro ritmo y sin tener prisa.

Lo mejor en una escapada es llegar pronto por la mañana y hacer el check-in lo antes posible. Una vez ubicados en el hotel, es el momento de comenzar a conocer París y hacer un recorrido completo para no perderse, al menos, lo más importante. París es una ciudad grande, que ofrece muchas oportunidades para disfrutar y se necesita tiempo para sentirse parte de ella. Vamos a organizar una ruta de dos días, pero tomándonos tiempo para descubrir esos rincones tan maravillosos. Si nos dejamos algo, siempre podemos volver más adelante.

Primer día, recorriendo las calles de París

En dos días puede ser que no nos de mucho tiempo para disfrutar de la ciudad plenamente, pero vamos a recorrer los principales puntos de interés y que aunque solo podamos verlos por fuera, es algo que llena y que hace conocer mejor la magia que tiene París. Se puede comenzar hablando de la manera en que podemos movernos por la ciudad. Una de las opciones, de las más recomendables, es moverse en Big Bus Tours o Open Tour Paris, ya que de esta manera se tiene un recorrido que llega hasta los puntos más interesantes y se ahorra mucho tiempo. Una buena manera de comenzar es visitando la Torre Eiffel, el símbolo de París.

Una vez en la Torre se puede acceder a cualquiera de los tres niveles, adquiriendo una entrada en las taquillas ubicadas en la base de la misma. Atención, porque se puede acceder por las escaleras hasta el primer nivel y eso es gratuito. Obviamente, lo mejor es subir en ascensor y detenerse en los tres miradores. No hay que olvidar el último, claro, que es el que ofrece la imagen más espectacular.

De la Torre Eiffel se puede llegar hasta Les Invalides, donde se encuentra la tumba de Napoleón Bonaparte. Se puede acceder dentro y ver el mausoleo del Emperador, aunque si se tiene el tiempo justo, quizá sería mejor seguir con el recorrido y llegar hasta el Arco de Triunfo. Esta construcción, que se encuentra en Les Champs Elysees, también ofrece una espectacular imagen de París desde lo más alto.

Después de pasear por esta exclusiva avenida parisina, se puede tomar de nuevo el bus turístico y alcanzar la zona de Notre-Damme. Estos años, ya lo sabemos, la zona no será lo mismo, pero hay que descubrir esta magnífica catedral que está siendo remozada y levantada de nuevo tras el incendio que se cebó con ella.

De esta zona hay que volver a coger el bus turístico y llegar hasta Mont-Martre. Este barrio bohemio atrapa y durante la tarde es cuando podemos sentirnos más integrados en él. A primera hora de la tarde se puede tomar el Funicular de Montmartre y ascender hasta la Basílica del Sagrado Corazón, que además de lo impresionante que es el edificio, se trata de uno de los miradores más impactantes de la ciudad.

Bajando por las calles de Montmartre se respira el arte y la presencia de los artistas, que han hecho de este distrito parisino su base de operaciones. En el barrio de Montmartre también podemos encontrar un lugar más que conocido: el Moulin Rouge. Se puede asistir al espectáculo o, si se prefiere, se puede cenar y disfrutar de una copa en cualquier otro de los lugares que encontramos allí. Y, después de la cena, a descansar, para afrontar un nuevo día visitando París.

Segundo día, descubriendo el pasado de París

El segundo día también se puede tomar con calma y visitar París pensando en disfrutar de la experiencia y no ir con prisas. El Museo del Louvre es una buena opción para comenzar. La visita al interior del museo puede ocupar muchas horas, ya que no solo es inmenso, sino que además puede estar lleno de visitantes que puede hacer que la visita se convierta en algo complicado. Pasear por la parte exterior del Museo del Louvre, admirando el conjunto de fuentes y la pirámide de cristal es una delicia que no se ha de dejar pasar.

Las calles de París esconden muchas sorpresas, así que pasear por ellas no es en absoluto algo para desdeñar. También se puede optar por visitar los cementerios de París. Lejos de ser unas visitas macabras, en los cementerios de París se pueden visitar tumbas de personajes ilustres de todas las épocas. En el cementerio de Père-Lachaise existen las tumbas de Molière, Oscar Wilde, Rossini, Chopin, Maria Callas, Edith Piaf y la que es, posiblemente la tumba más visitada del mundo, la de Jim Morrison.

En otros cementerios de París se pueden encontrar otras tumbas, como las de Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir en Montparnasse o Émile Zola, Ernest Renan, Stendhal, Alejandro Dumas hijo y Heinrich Heine en Montmartre. Otro lugar donde visitar a personajes ilustres es el Panteón, donde están sepultados Marie Curie, Victor Hugo, Russeau y Alejandro Dumas. Pequeños trocitos de historia universal que podemos conocer un poco mejor durante la visita de dos días a París.

Es importante dejarse llevar por el momento y entre un lugar y otro, hay muchas oportunidades de conocer lugares nuevos, rincones por los que perderse y disfrutar de toda la magia que ofrece la Ciudad de la Luz.

Fuente: porconocer.com

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