El éxito turístico griego pone a Santorini al borde del colapso

  • El problema es insoportable en las islas pequeñas, como Santorini, que vive en un colapso de tráfico permanente
  • Aunque el país celebra la llegada del turismo, los ecologistas piden que se pongan límites ante el caos generado

Verano 2018: el año de Grecia. Hellas deja atrás años de sufrimiento, especialmente por la asociación de la crisis del euro con el turismo. Este, 2018, es su año, como nunca antes. Esta temporada Grecia tendrá 32 millones de turistas, o sea algo más del 100 por cien más que los 15 millones de visitantes que tuvo en 2010, un año récord, y más de cinco veces los turistas que tuvo en 2008.

De forma que ahora en Grecia empieza a surgir con fuerza el debate de si esto es turismo sostenible. Recordemos que quien gobierna en el país es el equivalente español de Podemos, hoy bastante descoloridos. El problema no se plantea en tierra firme, sino en algunas de las islas, pequeñas y frágiles.

¿Problemas en Mallorca, en Gran Canaria o en Ibiza con la presión turística? Nada, todo lo nuestro es un chiste al lado de lo que está empezando a sufrir Santorini, la isla de 76 kilómetros cuadrados, que está viviendo ya ahora, a dos meses del momento de más intensidad, colapsos de tráfico permanentes.

Porque Santorini es demasiado pequeña para el coche, pero demasiado grande para ir a pie. De forma que ha sido obligado poner un límite en el número de cruceristas para intentar evitar el colapso.

En todo caso, la reacción de los griegos no es la de los españoles porque el país todavía vive la tremendas consecuencias de su crisis financiera, no del todo solucionada. Tras tanto sufrimiento, un baño de turistas no desagrada a nadie, salvo a los más sensibles y ecologistas.

En el periódico The Observer, Nikos Chrysogelos, un destacado político y ambientalista, dice que “no podemos seguir aumentando el número de turistas”. “No podemos tener islas pequeñas, con pequeñas poblaciones, recibiendo un millón de turistas por temporada. Están los problemas elementales de la infraestructura –agua, carreteras, aparcamientos, puerto, aeropuertos–, que pueden convertirse en un gran boomerang si sólo miramos los números y no buscamos un turismo más sostenible”.

El alcalde de Santorini, Nikos Zorzos, dijo al Guardian de Londres que “Santorini tiene hoy los problemas de una ciudad. Hemos construido muchas desaladoras de agua y estamos haciendo ahora la más grande de Grecia, pero creo que en cinco años tampoco será suficiente. No podemos seguir teniendo más y más turistas”. No obstante, en la pauperizada Grecia, uno de cada cinco habitantes trabaja en el sector turismo, lo que indica la importancia de este negocio.

Fuente: Preferente

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