El vuelo más largo del mundo será más incómodo de lo previsto

Sin gimnasio, guardería o área de descanso. Qantas decidirá en agosto qué aeronave usará para volar sin escalas 20 horas (y el A350 toma ventaja) 

Ni gimnasios, ni áreas de descanso, ni camas, ni cafeterías a bordo ni, por supuesto, guarderías. Los servicios que reclamaban los potenciales pasajeros del vuelo ultra-largo -20 horas sin escalas- que Qantas Airways prevé poner en marcha antes de 2022 finalmente no podrá tener tantas comodidades.

La compañía, que pretende conectar Sídney y Londres con el vuelo comercial más largo del mundo, reconoció esta semana en Seúl que los aviones no podrán llevar el peso que implica incluir todos los servicios que los viajeros solicitan para lograr un viaje confortable.

Vuelo maratoniano

El consejero delegado de la aerolínea, Alan Joyce, reconoció que la compañía ha descartado ya incluir servicios como literas, camas, un gimnasio o una guardería. En su lugar ofrecerán un lugar para estirar las piernas y beber agua.

Los niveles de comodidad más restringidos, que desoyen a los más de 12.000 pasajeros frecuentes encuestados, evidencian el reto al que se enfrenta Qantas con la puesta en marcha de este vuelo con el que, según afirman, quieren romper “la última frontera de la aviación”.

Y es que los aviones propuestos por los mayores fabricantes aeronáuticos del mundo, Boeing y Airbus, para este vuelo ultra-largo, podrían cubrir la distancia requerida, pero no acarrear el peso que Qantas deseaba inicialmente.

B777X o A350 ULR

Respecto al avión escogido, la aerolínea espera recibir las propuestas definitivas por parte de Airbus y Boeing en el mes de agosto, con todos los detalles sobre las características de las aeronaves, precio y aspectos como gasto de combustible, costes de mantenimiento o fiabilidad.

Los aviones que se barajan son el A350 ULR (900 o 1.000 y de largo alcance) por parte del fabricante europeo y el B777X de Boeing, un modelo cuyo desarrollo se ha retrasado como consecuencia de los problemas generados a raíz de la crisis del B737 MAX, convertido desde que fue obligado a permanecer en tierra, en prioridad absoluta para la compañía.

Aunque el fabricante asegura que en junio realizará sus vuelos de prueba y se entregará en fecha a su cliente de lanzamiento, Lufthansa, lo cierto es que el programa acumula retrasos que pondrían en cuestión los plazos fijados por Qantas.

Tras evaluar las propuestas, y según afirmó Joyce, la compañía tomará una decisión y realizará los pedidos de los aviones a finales de este mismo año para ofrecer la ruta no antes de 2023.

Si es que decide seguir adelante con el proyecto, claro.

Los números no cuadran

Conocido como proyecto Sunrise, el objetivo de poner en marcha los vuelos ultralargos, que unirían Sídney con Londres e, incluso, con Nueva York, es un anhelo de la aerolínea australiana que se vio reforzado por el éxito de su vuelo Perth-Londres, de 17 horas de duración.

Sin embargo, no se realizará a cualquier coste. Según reconoció Joyce, “cancelaremos el proyecto” si los números no cuadran. Por ejemplo, si la carga que permite el avión no lo hace comercialmente viable.

También se requiere que la configuración de clases del avión permita obtener un rendimiento suficiente, a lo que se suma la necesidad de reducir al máximo el jet lag que podría dar al traste con los vuelos.

'Hay una gran cantidad de obstáculos que superar, pero creemos que podemos hacer que funcione', dijo el consejero delegado.

No menos importante, Joyce reconoció que aún necesita que los pilotos de Qantas acepten las largas horas de trabajo que conllevarán los vuelos ultralargos.

Por el momento, el vuelo Singapur-Nueva York, con 18 horas y 45 minutos, operado por Singapore Airlines, ostenta el récord de vuelo comercial más largo del mundo.

Fuente: cerodosbe.com

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